Fumar provoca tos (2022), de Quentin Dupieux

Disparata película de Quentin Dupieux, muy en la línea de su surrealista filmografía previa, que se toma a cuchufleta las película de superhéroes. Tal vez irrite a los incondicionales de Marvel y DC, pero ante la saturación de películas de tipos con superpoderes, que no cesa, está bien reírse un poco de este tipo de filmes, y encima con un asumido aire retro cutre, como restregando en la cara la idea de que no hace falta gastarse millonadas para entregar historias del subgénero.

La trama es casi lo de menos, en realidad es una excusa para hilvanar gags. Una familia, el matrimonio y su hijo adolescente, viajan en auto. El chaval pide que se detengan para aliviarse, pero se olvida del tema cuando otea en el horizonte a sus superhéroes favoritos, la Patrulla Tabaquera, enfrentándose a una malvada tortuga gigante. Amoníaco, Metanol, Nicotina, Mercurio y Benceno combinarán sus gases letales para liquidarla. Tras hacerse un selfie, su jefe les convoca a un fin de semana de retiro, pues sabe que entre ellos existen algunas desavenencias que tratarán de resolver conviviendo al aire libre, en alegre camaradería. Aunque les va a llegar la noticia de que se acerca el fin del mundo por culpa de Lagarto, el villano de turno.

Dupieux tiene la virtud de la brevedad en su propuesta ligera y sin pretensiones, hora y cuarto frente a títulos de superhéroes que se acercan a las tres horas. Y combina ocurrencias varias que tienen su gracia, como el robot suicida, el pez parlanchín, o el recurso a las historias de miedo, tan típicas en las acampadas al aire libre. Acierta también en el diseño de producción a la antigua, donde está asumido y es parte del chiste, el aire de película “amateur”, hecha con escasos medios, pero bien utilizados, el escaso presupuesto aguza el ingenio, que se lo digan a las aspirantes a cineastas que saben hacer de la necesidad virtud en sus trabajos de principiantes. Los actores, con rostros conocidos como el de Gilles Lellouche, no tienen que hacer otra cosa que plegarse a los deseos del director, guionista y director de fotografía, que al fin y al cabo era de lo que se trataba.