Hay alguien en tu casa (2021), de Patrick Brice

Una de esas películas de terror prefabricadas e insulsas, ambientada en un instituto, y que se vende con la etiqueta de que tiene detrás al equipo de Stranger Things y Expediente Warren, o sea a los productores Shawn Levy y James Wan, a ver si alguien pica. Como si tiene detrás a Stephen King, que no lo tiene. Esta cinta no vale un pimiento, o quizá sea mejor decir, ni una mazorca de maíz.

Los parámetros entre los que se mueve la trama son del “slasher”, con asesino enmascarado que la emprende a cuchilladas con sus víctimas. ¿Cuáles son las novedades? Que el asesino oculta su rostro con una máscara que imita los rasgos de su víctima, y que actúa a modo de justiciero, sacando sus trapos sucios con vídeos que hace virales, a la vez que procede a la ejecución. Y que, rizando el rizo, fustiga a las personas que pretenden ser políticamente correctos, defendiendo a los gays y la diversidad racial, con minutos de silencio multiconfesionales, respetando a todos, a todas y a todes, cuando esta gente son unos hipócritas que no viven lo que dicen, como prueba un podcast, oh, oh. No falta tampoco el típico conservador de la América profunda que tiene una colección de objetos nazis. Como se ve, la propuesta del film es de gran audacia (espero que se note la ironía de esta frase, ¿eh, amigos?).

En fin, la idea es que un asesino misterioso ejecuta sus crímenes en un instituto, lo que ayuda a que los alumnos más frikis y “cools” hagan piña. Lo que incluye a la pobre Sydney, que hasta tuvo que cambiar de identidad cuando el curso anterior, en otra población, la asociaron a un incendio en la playa con víctimas con el que no tuvo nada que ver, y que es una potencial presa por ello.

Patrick Brice tiene en su haber las pelis de terror Creep y Creep 2, pero no logra encajar bien las piezas de los puros sustos y cuchilladas con gore, vistosas pero archetípicas, con la parte dramática, sobre todo en lo referente a Sydney y un chico rarito que está enamorado de ella.