Increíble pero cierto (2022), de Quentin Dupieux

Se disfruta más si se desconoce por completo el argumento. Se puede adelantar que Alain y Marie, marido y mujer ya un tanto maduros, se disponen a comprar la casa de sus sueños, cuando el vendedor les desvela cierta particularidad de la misma. Una vez instalados invitarán a cenar a Gérard, jefe de Alain, y a su señora, que les confían un curioso secreto.

El artista disciplinar Quentin Dupieux se ha especializado en películas totalmente alocadas y surrealistas marcadas por un peculiar sentido del humor, un tanto excéntrico, que no conecta con todo el público. Cabe recordar Mandíbulas, un bodrio sobre una mosca gigante, para parte del público, y una genialidad para sus incondicionales. El francés se supera a sí mismo con esta cinta, de tono tan estrambótico como es habitual en su cine, pero que (aunque parezca ‘increíble pero cierto’) encierra una reflexión seria sobre la futilidad de obsesionarse con la eterna juventud, en lugar de vivir una vida plena y que los años dejen su huella con naturalidad.

No todo el mundo entrará al trapo, pero cautiva al introducir elementos costumbristas, y por una puesta en escena y una planificación bastante sencilla pero efectiva. Léa Drucker interpreta muy bien a Marie, una mujer que escoge un camino que acaba con su equilibrio mental, y está bien acompañada por Alain Chabat, como el tranquilo Alain.