Loli Tormenta (2023), de Agustí Villaronga

En el pasado, Loli Tormenta destacó como atleta de élite, que arrasaba en las carreras de obstáculos. Se le dan peor las barreras y escollos a los que ya jubilada se enfrenta para sacar adelante a sus dos nietos, de diferentes progenitores, de los que ha tenido que hacerse cargo tras fallecer su hija. Por falta de recursos económicos, la anciana sufre dificultades para hacerse cargo del recibo de la luz, comprar comida y pagar la hipoteca, por lo que están a punto de desahuciarla. Cuando empieza a manifestar síntomas de Alzheimer, los chavales deciden ocultar a todo el mundo la enfermedad y permanecer junto a ella pase lo que pase.

Sorprende la película póstuma de Agustí Villaronga, fallecido meses antes de que aterrice en los cines, por apartarse radicalmente de lo más representativo de su filmografía. Historias oscuras como Tras el cristal, su ópera prima, se acercaban bastante al cine de terror. Esta vez ha optado por un tono familiar, mezcla de drama y comedia, que parece haber cogido como modelo las obras de Antonio Mercero, que contó relatos de niños en Planta 4ª, y abordó el Alzheimer en ¿Y tú quién eres?, su último trabajo. El film cuenta con una crítica social lograda, y algunos momentos brillantes, pero dista mucho de resultar redondo, por sus secuencias reiterativas o alargadas innecesariamente. Todo indica que Villaronga falleció antes de concluirla, así que se ha editado lo que se ha podido con el material que dejó el realizador.

No acaban de resultar del todo convincentes los niños protagonistas, mucho menos creíbles que los mostrados por Mercero, por ejemplo en Verano azul. En cualquier caso, el film se ve con agrado, sobre todo por la sentida actuación de la veterana Susi Sánchez, en la piel del personaje titular. Casualmente, en una secuencia entona Cinco lobitos, canción a la que alude el nombre del film donde la actriz ha ofrecido el mejor trabajo de su carrera, que le dio el Goya. Está acompañado de primeras espadas, como Celso Bugallo, padre del empleado del banco que atiende a Lola, Pepa Charro, la entrañable tía y Fernando Esteso, que humaniza y aporta ternura al tío Ramón, un personaje algo tacaño y desagradable.