Prácticamente muerto

Un fanático reverendo predica la violencia desde el púlpito, y algún que otro chiflado se toma lo que dice al pie de la letra. Pero quien a hierro predica, a hierro muere, y es asesinado en un violento asalto de su vehículo, ante la mirada horrorizada de su esposa y su hijo. Años después un fotoperiodista es secuestrado por la mujer y el hijo ya crecido, en compañía de otro tipo bastante sanguinario: están convencidos de que ese hombre fue uno de los asaltantes que mató al reverendo, y buscan venganza. Pero el otro proclama su inocencia.

Rocambolesco y violento thriller, con abundantes escenas de tortura, y trama bastante increíble, donde los “sorprendentes” conejos que el debutante director y sus guionistas se sacan a lo largo del metraje no lo son tanto. Quien espere una reflexión sobre los fundamentalismos religiosos y la intolerancia debe saber que ésta no es su película. Da pena ver metidos en este subproducto a actores solventes como Andie MacDowell, antaño la musa del cine independiente americano con Sexo, mentiras y cintas de vídeo, luego chica de comedia y rostro de L'Oréal, y ahora embarcada en bobadas como la que comentamos en estas líneas.