Resident Evil: Bienvenidos a Raccoon City (2021), de Johannes Roberts

La huérfana Lisa Trevor pasó tiempo en su infancia junto a su hermano, Chris, en el orfanato de Raccoon City, un lugar siniestro financiado por la farmacéutica Umbrella Corporation, dirigido por el Dr. William Birkin. Entonces se hizo amiga de Lisa Trevor, una niña desfigurada que vagaba en secreto por el lugar. Ya adulta, regresa a la ciudad para ver a Chris, ahora agente de policía local, después de que Umbrella haya anunciado que cambia su sede a otro lugar, por lo que la ciudad se ha quedado casi desierta. Coincidiendo con este acontecimiento, los muertos han empezado a levantarse de las tumbas en la zona, provocando el caos.

Johannes Roberts despuntó con la bien resuelta A 47 metros. Ha sido elegido para estar al frente como realizador y guionista del reinicio de la franquicia de Resident Evil, en sustitución de Paul W. Anderson, que permanece acreditado como productor ejecutivo. Tiene buenas intenciones, pues cambia las vistosas secuencias de acción con efectos visuales de su antecesor por otras más ligadas al cine de terror, y una ambientación inquietante. Al tiempo se esfuerza por guardar fidelidad a los videojuegos en los que se basa, y recuperar escenarios y personajes de los mismos, para alborozo de los incondicionales de las consolas.

El arranque en el orfanato resulta sugerente, y recuerda al cine de John Carpenter. Sin embargo, el realizador desinteresa poco a poco a los espectadores, sobre todo porque salvo los hermanos, el resto de personajes están desdibujados, y el guión al final se reduce a ataques monstruosos, que Roberts filma sin mucha chispa, con sobredosis de gráficos de ordenador no muy convincentes. Estando la cosa así, el reparto lo tenía difícil, pero es que además no parece que nadie se haya dejado la piel, empezando por la otras veces eficaz Kaya Scodelario, que no logra remontar la sosería de su personaje, por lo que se echa mucho de menos a Milla Jovovich la anterior protagonista. El resto de actores naufragan de forma similar, salvo Hannah John-Kamen, como la agente Jill Valentine, y el siempre inquietante Neal McDonough (Minority Report) que convierte a Birkin en un villano en un principio prometedor, pero luego no le han dado escenas buenas.