Sayen (2023), de Alexander Witt

Sayen, una joven india mapuche de Chile, vuelve a su aldea a visitar a su abuela, una sabia anciana que viven en el bosque sobre la sagrada tierra de sus ancestros. Ella ha estado estudiando en la universidad, pero cuando su padre murió violentamente en legítimas protestas, decidió formarse como guerrera. Por ello, cuando el ambicioso hombre blanco español llega con prepotencia dispuesto a comprar las tierras de la yaya, que contienen valioso cobalto, y ella se niega a vender, se va a desatar una persecución sin cuartel, en que el inepto hijo de papá empresario Antonio Torres, ayudado por dos mercenarios implacables, trata de capturar a Sayen, que ha sido testigo de algo que no debía haber visto.

Dinámica película de acción que dirige el chileno Alexander Witt, quien en Hollywood se curtió en el género con los zombies de Resident Evil 2: Apocalipsis. Respaldado en la producción por el prestigioso Pablo Larraín, ha rodado una cinta que no deja un momento de respiro, y que es deudora de la saga Rambo, y concretamente del primer film protagonizado por Sylvester Stallone, Acorralado. En clave feminista, ecologista, anticapitalista e indigenista, o sea, siguiendo los mantras más actuales, el personaje de Sayen no deja de ser un calco de Johnny Rambo al que se la da vuelta, y que junto a sus compañeros es explotado por los poderosos, sin respetar su dignidad personal.

Rallen Montenegro da bien el tipo de "Ramba", mujer amante de sus raíces, pero dispuesta a aprender en otras culturas, y que preparada para la acción, puede saltar al vacío a un río, o curarse sus heridas con hierbas medicinales. Y aunque son dos mercenarios los que tratan de darle caza, es una mujer su contrincante más peligroso. El film concluye de forma que queda todo listo para una franquicia, de la que seguro que Amazon Prime espera sacar mucho partido.