
Sylvester Stallone
76 añosPremios: 0 Oscar (más 3 nominaciones) Ver más
Inasequible al desaliento
Tiene los ojos tristones y la boca torcida. “No se me puede considerar guapo en el sentido clásico del término”, reconoce el actor. Su capacidad como actor es tan limitada, que sólo puede interpretarse a sí mismo. Y como tiene dificultades para hablar, frecuentemente le dan personajes lacónicos, o que llevan una cerilla en la boca para ahorrarse las palabras. Con esas cartas, era bastante difícil mantener el estatus de estrella a lo largo de tres décadas. Pero Sylvester Stallone, ‘Sly’ para los amiguetes, ha subido las escaleras de la fama a base de fuerza de voluntad, como Rocky, el personaje por el que pasará a la historia del cine.
Michael Sylvester Stallone nació con mal pie el 6 de julio de 1946, en Nueva York. Una complicación durante el parto le causó la parálisis de un nervio facial. Con el tiempo, esto se ha convertido en un rasgo característico que aumenta su carisma. Su padre, Frank, peluquero, y su madre, Jacqueline, bailarina y corista, eran un matrimonio italiano forzado a emigrar al Nuevo Mundo, en busca de una vida mejor. Pero ambos discutían continuamente, por lo que Sylvester tuvo una infancia difícil. Esto explica que fuera un muchacho conflictivo, expulsado de varios colegios. Finalmente le mandaron a un internado para chicos estadounidenses en Suiza, donde se integró en el grupo de teatro y descubrió su vocación actoral. De regreso a Estados Unidos, se matriculó en arte dramático, en la Universidad de Miami.
Aunque al terminar sus estudios le reclutaron para un par de montajes teatrales en el circuito alternativo de Nueva York, lo cierto es que Sly tardó muchísimo tiempo en abrirse un hueco en el mundillo. Aunque no le contrataban para ningún papel, el futuro Rocky estaba decidido a aguantar hasta el final del primer asalto. En lugar de tirar la toalla, se dedicó a escribir guiones que mandaba infructuosamente a diversas productoras. Para poder comer, intervino incluso en películas porno, un paso oscuro en su carrera. A pesar de todo, Stallone logró salir de ese inframundo y fue contratado para No hay lugar para esconderse, un drama sobre estudiantes violentos. Woody Allen le dio un papel muy pequeño en Bananas, donde era uno de los matones que intentaban robar a una anciana en el metro.
A lo largo de la década de los 70, Stallone no acababa de despegar, a pesar de que cada vez le daban papeles más extensos, como el gángster de Capone, de Steve Carver, o el piloto sin escrúpulos ‘Ametralladora’ Joe Viterbo, que le hacía la vida imposible a David Carradine en La carrera de la muerte del año 2000, una cinta de ciencia ficción y acción de serie B, producida por Roger Corman.
Como era un actor de poca categoría, pasaba auténticos apuros económicos y su carrera parecía destinada a durar poco tiempo, Stallone decidió plasmar su lucha por el sueño americano en un guión repleto de elementos autobiográficos. El protagonista era un boxeador de poca monta, también italoamericano, empeñado en triunfar a toda costa. El primer borrador de la historia, titulada Paradise Alley, impresionó a los productores Irwin Winkler y Robert Chartoff, que tras leerlo se apresuraron a reunirse con Stallone. Ambos quedaron entusiasmados, pero exigieron cambiar el título por Rocky y que el guión fuera un poco más optimista. Stallone andaba tan desencantado en ese momento con el mundillo de Hollywood, que plasmó esa impresión en el final de la cinta, que al parecer acababa originalmente con el protagonista dejando el boxeo porque no quería tener nada que ver con los turbios manejos que había visto a su alrededor. Los productores querían también una estrella para interpretar al protagonista, por lo que tardaron en rendirse a la evidencia de que el personaje era el propio Stallone y que nadie lo encarnaría como él.
Aunque Rocky fue rodada en 28 días, con un presupuesto modesto (poco más de un millón de dólares), se convirtió en un exitazo de crítica y público. Obtuvo tres Oscar, de diez nominaciones, en las categorías de mejor película, director y montaje. El propio Stallone fue nominado como actor y guionista (únicas nominaciones de su carrera), una hazaña similar a la que lograba su personaje. De hecho, fue la tercera persona nominada al Oscar en ambos apartados, tras Charles Chaplin, por El gran dictador, y Orson Welles, por Ciudadano Kane.
“Es un personaje tan auténtico, que la gente se me acerca para preguntarme por mi carrera de boxeador. Es como si la gente quisiera creer que Rocky existe de verdad”, ha explicado Stallone. La secuencia del entrenamiento de Rocky, subiendo las escaleras del Museo de Arte de Filadelfia, es de los momentos más recordados de la historia del cine, y Stallone se convirtió en una gran estrella. Hasta el momento, la saga ha tenido cinco secuelas de desigual calidad.
A continuación, Stallone coescribió con Joe Eszterhas F.I.S.T., sobre las desventuras de un sindicalista de los años 30. El propio Stallone interpretaría al protagonista del film, dirigido por Norman Jewison. Poco después, Stallone debutaría como director con La cocina del infierno, un drama sobre tres hermanos italoamericanos. El guión también era suyo, y como en Rocky, introducía muchos elementos de su propia vida.
En los 80, Stallone se convirtió en la máxima estrella del cine de acción. Inició la década encarnando a Hatch, el portero de Evasión o victoria, del maestro John Huston. Y después protagonizó el drama Acorralado, adaptación de la novela ‘Primera sangre’, de David Morrell, en la que Stallone encarnaba a John Rambo, un atormentado ex combatiente de la guerra de Vietnam. Stallone impuso a los productores que se dotara de cierta humanidad al personaje, que a pesar de su enajenación mental y su carácter vengativo no llegaba a matar directamente a ningún policía como en el libro. Aunque el film tuvo éxito, nada hacía presagiar el exageradísimo triunfo de su secuela, Rambo, con un guión de James Cameron que prescindió de los elementos dramáticos, centrándose en la acción y la violencia gratuita. A pesar de su inferior calidad, fue la película más taquillera de 1985, tras Regreso al futuro, y se convirtió en un fenómeno que trascendió la pantalla cuando el presidente Reagan se declaró admirador de la película. “Rambo es republicano”, llego a decir el fallecido mandatario. Por su parte, Stallone le desmintió. “No soy de izquierdas. No soy de derechas. Yo soy americano”, comentó. La tercera parte, en que Rambo ayudaba a los talibanes en Afganistán en su lucha contra los invasores soviéticos, alcanzaba cotas de hilaridad, en frases como “Lo que usted llama infierno, él lo llama hogar”, pronunciada por el coronel Trautman cuando advertía a sus secuestradores de que Rambo iba a ir a Afganistán en su busca y los iba a matar a todos.
Pero a Stallone no le iba bien en el terreno sentimental. Tras divorciarse de su esposa, Sasha Czack, con la que tenía dos hijos, en 1985, mantuvo un sonado pero breve romance con la modelo Brigitte Nielsen. Tras una época de extrema desorientación, al parecer ha acabado sentando la cabeza con Jennifer Flavin, su esposa actualmente, con la que ha tenido tres hijos. Además, Stallone se prodigó en películas repetitivas, de ínfima calidad y casi siempre de tono ultraviolento que le alejaban del público familiar, como Cobra, el brazo fuerte de la ley, Yo, el halcón, Encerrado y Tango y Cash. Tras tocar fondo, con Rocky V, la peor entrega de la saga, decidió tomar como modelo a su amigo y rival Arnold Schwarzenegger y probar fortuna en el terreno de la comedia. Pero Oscary ¡Alto! O mi madre dispara eran tan discretas que pasaron desapercibidas. Stallone volvió a situarse en la cima, interpretando a un montañero en Máximo riesgo, con escenas espectaculares gracias al buen hacer del director Renny Harlin. A continuación, decidió aprovechar su tirón para el cine de acción con películas como Demolition Man, El especialista, Juez Dredd, Asesinos y Daylight: pánico en el túnel, aunque interpretó uno de sus mejores papeles en un drama policial, Cop Land. En este interesante film de James Mangold, era un sheriff apacible, muy parecido al personaje de Rocky, que recibía una oportunidad de redimirse cuando un detective de asuntos internos le pedía ayuda para investigar a varios agentes corruptos.
Al principio del nuevo milenio, el público había abandonado definitivamente a Stallone, que empezaba a tener una edad avanzada para el cine de acción. Protagonizó títulos cada vez peores, como Get Carter, Driven, D-Tox (Ojo asesino) o Shade, juego de asesinos. Sólo tuvo éxito como secundario, con Spy Kids 3-D Game Over, donde interpretaba a ‘El fabricante de juguetes’, un temible supervillano.
En 2006, Stallone cumplió 60 años, y parecía predestinado a la jubilación anticipada. Popular y querido, se sentía desplazado del cine, pero seguía teniendo el gusanillo de intentarlo una vez más... Todo esto le sirvió de inspiración para recuperar a su personaje más popular, en Rocky Balboa, escrita, protagonizada y dirigida por él, y con una mayor carga autobiográfica que sus predecesoras. “He rodado esta película para demostrarle a la gente que la vida no acaba a los 40 ó 50 años. Yo mismo me encuentro en mejor estado que cuando filmé el primer Rocky”, explica el actor. La apuesta le ha salido tan bien que ahora Stallone está a punto de encarnar a su otro personaje fetiche, John Rambo, en John Rambo, cuyo estreno está previsto para 2008.