Una herencia peliaguda (2021), de Trent O'Donnell

El cuarentón Leif recibe la noticia de que su madre, Honey, ha muerto. Leif, un absoluto perdedor que se dedica a tocar los bongos en un grupo de música en California, no tenía relación alguna con su madre, pues ésta le abandonó cuando era niño para marcharse con una secta naturalista. Ahora le ha dejado en herencia una preciosa casa de madera ubicada en el bosque de Yosemite. Pero para que pueda tomar posesión de ella, Leif deberá llevar a cabo una serie de tareas que Honey pergeñó y explicó en una grabación de vídeo poco antes de morir. El estupefacto Leif empezará a ponerse manos a la obra.

Comedieta estadounidense de hechuras independientes, producida por el actor Jake Johnson (Malditos vecinos), autor también del guión y protagonista. Lo que narra Una herencia peliaguda es una situación bastante estrafalaria y tontorrona, una excusa que sirve para que el desarrollo suponga el crecimiento interior de Leif, para que enderece un poco el rumbo de su vida y haga las paces con el pasado. Aunque tampoco exageremos, porque no es que el tipo haga avances colosales. Todo está envuelto en un tono de comedia algo disparatada, encaminada, eso sí, a un final positivo.

Dirige el film Trent O'Donnell (Fantasmas), con amplia experiencia en televisión, que coescribe el guión con Johnson. No hace grandes alardes creativos en una película que sigue casi exclusivamente al protagonista en sus periplos campestres. Aporta a veces un humor grosero y procaz, pero siempre en la línea ligera del conjunto. En cuanto al reparto, además de Johnson, soprende la presencia de Susan Sarandon en el papel de la madre televisiva (tienen cierta gracia sus interacciones con su espectador real) y de J.K. Simmons en una breve aparición.