Blood & Treasure (2019), de Michael Dinner

La arqueóloga Ana Castillo acaba de hacer un descubrimiento monumental, las tumbas de Marco Antonio y Cleopatra, que sorprendentemente estaba enterrados en el interior de una pirámide. Pero tiene poco tiempo para celebrarlo, pues es secuestrada por los secuaces del terrorista Karim Farouk. El antiguo agente del FBI Danny McNamara, experto en tráfico de obras de arte, es requerido por el mentor de la doctora Castillo para dar con su paradero, y en su camino se cruzará una antigua novia del ex agente Lexi Vaziri, ahora ladrona, y que culpa al otro de la tragedia que le ocurrió a su padre.

Dinámica serie de aventuras con trama un tanto disparatada y de desarrollo no demasiado sofisticado, pero que se ve con sumo agrado, pues lo importante es el ritmo trepidante y el sentido del humor, tomando prestados con acierto elementos de En busca del arca perdida o de series como Alias. Está creada por la pareja Matthew Federman-Stephen Scaia, quienes ya trabajaron juntos en Jericho. La narración tiene saltos temporales para apuntar que las tumbas de Marco Antonio y Cleopatra ya interesaron a los nazis, con búsquedas arqueológicas esotéricas al más puro estilo Indiana Jones, y pare explicar las diferencias entre Danny y Lexi, que protagonizan una entretenida guerra de sexos, y que por supuesto en el fondo se siguen amando. Están interpretados por los guaperas no demasiado conocidos pero resultones Matt Barr y Sofia Pernas.

Se juega con escenarios exóticos y urbanos por distintos rincones del planeta, y no faltan peleas y persecuciones a tutiplén, e incluso saltos en paracaídas desde un avión para caer casualmente dentro del territorio del Vaticano, donde Danny tiene un amigo sacerdote de la curia que es un viejo amigo. Tiene la ventaja de no tomarse demasiado en serio, y el humor y los diálogos rápidos funcionan bien.