Chino americano. La serie (2023), de Destin Cretton

Jin Wang es un adolescente hijo de inmigrantes chinos –el padre es un apocado ingeniero informático, la madre echa una mano en las actividades parroquiales de la iglesia–, que hace todo lo posible por encajar en el instituto, intentado formar parte del equipo de fútbol, y agradando a Amelia, la chica que le hace tilín. Pero le piden que ayude a integrarse a un recién llegado, de origen chino como él, Wei-Chen. Se trata de un chico muy desenvuelto pero algo raro... Y es que es el hijo del Rey Mono, recién llegado de un mundo que se encuentra en el cielo. Y va a la búsqueda del mítico cuarto volumen de un manuscrito, custodiado por una guardiana que es la diosa de la misericordia, y enfrentado a curiosos personajes que ponen dificultades a su misión.

Por fin, aleluya, aleluya, una estupenda e imaginativa serie juvenil en Disney+, que adapta un manga de Gene Luen Yang. Sabe tocar muchos palos, y ello con un magnífico ritmo y cuidados personajes. Porque tenemos en apariencia una simple serie de instituto, con el deseo de integrarse en un grupo, tener amigos, normales y frikis, conocer el bullying, enamorarte... y donde se pintan las relaciones con los padres, buena gente, pero que pueden ser unos pesados. Y a la vez, está el mundo fantástico, que a ratos puede ser un poco incomprensible, pero que tampoco importa demasiado... y que da pie a vistosas escenas de acción, con artes marciales y coreografías en la tradición del wuxia, y a coloridos escenarios de fantasías, con personajes con cara de mono o de demonio toro, pero sin buscar grandes realismos. Y todo este batiburrillo, contra pronóstico funciona a las mil maravillas.

Sí, tienen encanto las pruebas a que se somete Jin para ser integrado en el grupo, o el momento en que el padre de Jin logra conectar con su jefe a la búsqueda de un ascenso, y el karaoke en que madre y padre de Jin están a gusto pero acaban peleados... Y también la amistad puesta a prueba de Jin y Wei-Chen, porque el primera acepta ayudar al otro, su supuesto papel decisivo de guía, pero en el fondo es egoísta y busca simplemente superar sus inseguridades, mientras que el otro también podría moverse por su propio interés.

La serie puede ayudar a Disney en su empeño por posicionarse en el mercado chino, y arriesga combinando las escenas en inglés (o español si se ve la versión doblada) con las que son en cantonés o mandarín. El reparto de chavales desconocidos lo hace muy bien –Ben Wang, Jimmy Liu, Sydney Taylor–, respaldado por unos magníficos adultos, desde la recientemente oscarizada Michelle Yeoh, la mentora de Wei-Chen, a los padres de Jin, Yann Yann Yeo y Chin Han.