El consultor (2023), de Matt Shakman

Tras la trágica muerte a tiros de Sang, joven fundador de la exitosa empresa de videojuegos para dispositivos móviles CompWare, se hace cargo de ella el consultor que previamente había contratado. Regus Patoff es un tipo maduro y de pelo canoso, meticuloso y de pulcros modales, que dirige con mano de hierro la empresa sin demasiados escrúpulos y sin que nadie lo vea venir. Lo que desconcierta sobremanera a Elaine, ambiciosa enlace creativa de la compañía, y al ingenioso programador de videojuegos Craig, que incluso creen detectar en el nuevo jefe su asociación con actividades criminales.

Original e intrigante serie desarrollada por Tony Basgallop en ocho capítulos de media hora. Adapta un libro de Bentley Little, que juega con la eterna idea de la tentación de un pacto fáustico con el diablo, donde uno transige con sus principios a cambio de obtener algún rédito que se desea desesperadamente. Destaca el modo de hacerlo, porque de alguna manera sugerir que el diablo podría tener el aspecto de un ejecutivo empresarial tecnológico, refuerza bien la idea de que su mayor logro en el mundo contemporáneo ha sido, tal vez, que nadie crea ya en su existencia, o lo vea como un personaje para películas de terror. Y apunta en cambio a que el mal acampa en las prácticas empresariales de dudosa ética, cuando se compran voluntades o se busca la adicción pura y dura de los clientes, sin importar los efectos que un determinado producto pueda tener en su salud física y psíquica.

La trama está muy bien desarrollada, con abundantes sorpresas, y donde todo el tiempo temes por la integridad física de los personajes. Por supuesto en el capítulo interpretativo sobresale Christoph Waltz, con un papel a su medida de villano con carácter y con el que puedes empatizar, que conecta con su rol de Malditos bastardos. Pero también está muy bien Nat Wolff, como el programador que yendo muy en serio en la relación con su novia Patti, a la que encarna Aimee Carrero, está dispuesto incluso a convertirse al catolicismo, idea que sirve para intensificar la idea de una presencia diabólica en la narración; y Brittany O'Grady, como valiosa profesional, que tiene una idea clara de lo que está bien y lo que está mal en el ejercicio de su trabajo, pero que se ve puesta a prueba cuando le toca recurrir a su antiguo novio para una campaña de marketing.

La producción está cuidadísima, con el set de la sede de CompWare, al estilo de las grandes corporaciones de Silicon Valley, pero también en otros ambientes como el del local exclusivo al que Craig es invitado por Fergus, o el de cierta peculiar joyería, o en el diseño del videojuego que se espera que haga furor entre los usuarios. Muchas ideas como el registro de personas en papel, o la de la presión que podemos llegar a soportar, funcionan muy bien.