Yellowstone (2018), de Taylor Sheridan

El rancho Yellowstone, en el estado de Montana, en la actualidad. Del tamaño de la isla de Rhode Island, es propiedad de la familia Dutton, regentada con mano de hierro por el patriarca viudo John padre de cuatro hijos. Cuando muere el que debía ser el heredero, las expectativas se reparten en el rebelde Kacie, veterano en la guerra de Afganistán, casado con una india y padre de un ni niño: Jamie, experto en temas legales y siempre fiel, pero resentido por sentirse poco valorado; y Beth, traumatizada por la dureza con que la trató su madre, y auténtica arpía, mujer que destroza a los que tiene cerca, especialmente a los hombres. John tiene a sus órdenes una serie de vaqueros entre los que sobresale el fiel Rip Wheeler, que tiene grabada a fuego en su cuerpo la lealtad a Yellowstone. En los tiempos que corren, John debe defender su propiedad de los especuladores que quieren construir urbanizaciones, de los que es representativo Dan Jenkins, y del jefe de la reserva india Thomas Rainwater, formado en el Este y dispuesto a luchar por los derechos de los suyos; y también toca vadearse con los políticos, incluida la gobernadora del Estado, y eso aunque en la mayoría de los casos le deban el puesto.

Western contemporáneo en forma de serie creada por John Linson y Taylor Sheridan, el segundo además dirige los nueve capítulos que conforman la primera temporada. Tiene la virtud de desarrollar en un mundo con automóviles, ordenadores, helicópteros y teléfonos móviles, e incluso sensibilidad medioambiental, las ideas que se suponen vertebradoras del género del oeste, o sea las rivalidades en la frontera, donde pugnan lo salvaje con la civilización, en borbotean la libertad, la crueldad, el orden y la corrupción, en que aparecen el hombre blanco y los aborígenes enfrentados con otras maneras. Además, al estilo de otras grandes sagas como El padrino y Los Soprano en el género gangsteril, o Succession en el drama empresario corporativo, se convierte en cuestión nuclear la familia, los lazos de sangre que unen y conllevan lealtades, pero donde a veces el orgullo y el deseo de sobresalir conducen a cauces de consecuencias desgarradoras.

Es cierto que la acumulación de desgracias y los odios a veces acercan la trama al culebrón, pero en conjunto queda una historia potente, de esas que los angloparlantes denominan “bigger than life”, de proporciones de epopeya y arquetipos con resonancias bíblicas. Los valores de producción son extraordinarios, con los bosques, el ganado, los caballos, los bisontes, un oso... ¡hasta restos de dinosaurios! Y se desarrollan bien los numerosos personajes, con un reparto fantástico encabezado por un habitual del western, Kevin Costner, bien arropado por Luke Grimes, Kelly Reilly, Wes Bentley, Kelsey Asbille, Jefferson White...