Sospechoso (2022), de Camilla Strøm Henriksen

Joe O'Loughlin es psiquiatra que pasa consulta en un hospital londinense, casado y con una hijita, al que han diagnosticado un principio de Parkinson. Se convierte en mediático héroe urbano de la noche a la mañana tras evitar el suicidio de un paciente desde la cornisa del hospital. Pero la línea que separa a un héroe de un villano puede ser muy delgada. Porque tras aparecer en un cementerio precipitadamente enterrado el cadáver de la enfermera Catherine McCain, todas las pistas apuntan a la culpabilidad del doctor O'Loughlin, pues en el pasado le acusó de agresión sexual. Los inspectores de la policía Vince Ruiz y Riya Devi le meten mucha presión, mientras que él piensa que uno de sus pacientes, Bobby Moran, podría ser el asesino.

Adaptación en forma de miniserie de 5 capítulos de 45 minutos, de una novela de Michael Robotham. Con punto de partida intrigante, el desarrollo de la narración va desinflándose paulatinamente hasta adquirir aires casi de culebrón. Está claro el thriller policíaco de falso o no culpable –recuérdese en esta línea el excelente film de Clint Eastwood Richard Jewell– viene a ser como una delicada obra de orfebrería, donde la importancia está en los detalles, no basta tener un par de ideas buenas, ni resulta aconsejable complicarlo todo con nueva información todo el rato, hay que saber construir personajes, y ofrecer sorpresas bien justificadas.

La trama desarrollada por Peter Berry resulta entretenida, pero con unos cuantos clichés, en lo relativo al paciente sospechoso, el acoso de los investigadores, y la actitud del amigo y la esposa. Con elementos escabrosos como la relación con una prostituta, falta un poquito de talento para convertir el conjunto en fuerte entramado de hierro. Así las cosas, lo tiene difícil Aidan Turner para sostener la narración, su personaje de sospechoso es el más complicado por los bandazos del relato, que afectan necesariamente a su composición.