Cerdita (2022), de Carlota Pereda

Sara es una obesa adolescente, hija de los carniceros del pueblo, que tiene un hermanito. Debido a su sobrepeso sufre el bullying de sus compañeras de colegio, que la llaman Cerdita, o abreviadamente Cerdi: entre ellas está una que se supone que era su amiga, Clau. Es verano, y el calor aprieta, pero Sara acude a darse un baño a la piscina natural del río en las horas en que no suele haber nadie, para evitar las burlas. Coincide en el agua con un desconocido de más edad, y cuando sus “amigas” aciertan a pasar por ahí, comienza la cuchufleta, y le preguntan si es su novio. Ella entra en modo pánico cuando ve algo raro bajo el agua, no puede articular palabra cuando las otras atrapan su cabeza con una red, y encima las “graciosas” se llevan su ropa y su toalla. Ahora toca volver a casa en un exiguo bikini, pero...

Carlota Pereda, guionista y directora forjada en series televisivas como El secreto de Puente Viejo, debuta en el largometraje prolongando su premiado homónimo corto Cerdita, dando más contexto a lo que allí narraba, el antes y el después, y añadiendo y describiendo mejor a los personajes, y añadiendo algunos nuevo, el novio de una de las chicas, los padres y el hermano, los padres de otras chicas, la pareja de la guardia civil. De modo que aumenta la atmósfera de terror, creada con indudable talento, aunque también tira más de lo gore, se pierde un poco esa capacidad de sugerir al mostrarse más gráfica. Los actores lo hacen bien, empezando por Laura Galán, la protagonista, en un papel difícil por esa exposición de un físico que no se ajusta a la tiranía de los cánones de estar cañón o así.

Ciertamente puede parecer que se nota en exceso el origen de una historia corta del film, pero el mayor metraje permite matizar y explicar mejor algunos comportamientos, la protagonista tiene un trastorno psíquico porque es consciente de que está gorda, de que le cuesta controlar sus ganas de comer, y porque sus padres, aunque le quieren sin duda, son algo básicos, no son capaces de hablar y tratar de entender a su hija, lo que contribuye a que estén en la inopia en lo relativo al acoso que padece; y ante una situación inesperada, se mueve entre el miedo y la rabia, el silencio de siempre y la posibilidad de una suerte de venganza que le viene dada.

También entre los que se burlan vemos un rango de actitudes, están las que tienen esa crueldad bien interiorizada, casi ni advierten lo mal que se están portando, pero también está la que claudica por cobardía, arrastrada por la postura grupal. Además entendemos pronto que el desconocido es un psicópata asesino, pero por lo introvertido que es y la empatía que le despierta Sara, se diría que él es una versión en estado avanzado de aquella en que podría convertirse la chavala, si no recibe ayuda pronto.