Culpa mía (2023), de Domingo González

A regañadientes, la joven Noah debe abandonar a su novio para mudarse con su madre a la Costa del Sol, en concreto al casoplón donde vive el nuevo marido de ésta, William Leister, padre de Nick, un arrogante muchacho. A Noah no le puede caer peor su hermanastro, que acumula atractivas amantes, soluciona los problemas peleándose con sus adversarios y está envuelto en carreras ilegales de coche. Pese a todo, nacerá la atracción.

Se conoce a Álex de la Iglesia por sus comedias, y thrillers. Sorprende que impulse como productor la adaptación de una novela para adolescentes de Mercedes Ron, con la que inicia la “Trilogía Culpables”, compuesta por “Culpa mía”, “Culpa tuya” y “Culpa nuestra”, con las que triunfó gracias a la aplicación Wattpad, dirigida a zagales con poca exigencia literaria. En realidad, cuenta la típica historia de jovencita enamorada de malote, al más puro estilo de Tres metros sobre el cielo, After y similares, con secuencias subidas de tono y mucha carnaza, pese a que se dirige a un público adolescente.

Supone el primer largometraje como director y guionista de Domingo González, asistente de De la Iglesia en títulos como Las brujas de Zugarramurdi. Trata de ofrecer a la chavalada todo lo que ésta puede esperar de un film, o sea música de Rosalía, Bizarrap y otros artistas de moda, y coches tuneados a toda velocidad en la línea de Fast & Furious (comparte con la décima entrega de la franquicia estadounidense que en ambas resuena el puntero tema musical “dame más gasolina”, de Daddy Yankee). Se ha realizado un potente esfuerzo de producción, pero no se puede evitar algún momento ridículo, sobre todo un tiroteo entre coches final, y una conversación absurda sobre “Romeo y Julieta” y otras obras literarias para dar un toque intelectual a la cosa.

Le falta talento a los desconocidos Nicole Wallace y Gabriel Guevara, que dan vida a los protagonistas, pues parecen elegidos porque dan bien en cámara y poco más. Por ahí anda algún intérprete con talento, como Ivan Massagué, Mariano Venancio o Jaime Ordóñez (actor fetiche de De la Iglesia), desperdiciados porque les ha tocado personajes tópicos, en concreto el malvado padre, un lacayo y un chófer, todos ellos unidimensionales.