Quédate a mi lado (2023), de Michael Showalter

Película basada en hechos reales, que Michael Ausiello recogió en un libro autobiográfico. Cuenta cómo siendo periodista para el semanario TV Guide, se enamora en un bar gay del fotógrafo Kit Cowan. Charlan, se conocen, se gustan, se acuestan... Los padres de Michael murieron, toca que los de Kit sepan que su hijo es homosexual, a ver cómo se lo toman. Y tras 13 navidades juntos, “spoiler” anunciado desde el principio y en el título original, diagnostican a Kit un cáncer con muy mal pronóstico.

Un film que suena a “ya visto”. Que tengamos un pareja gay en vez de a un hombre y una mujer no es a estas alturas ninguna novedad, y en efecto si se tratara de lo segundo, más de algún comentarista se despacharía la reseña correspondiente con un comentario al estilo “típico telefilm de sobremesa.” Porque pasa lo previsible, y contado sin demasiado encanto: aceptación de las manías del otro –¡Ausiello tiene su casa llena de pitufos!–, celos y choque de caracteres, pero están tan bien dispuestos que acuden a terapia de pareja. Y cuando llega la enfermedad, y toca dar el callo, ahí está Michael acompañando a su pareja. Es bonito el acompañamiento, el espíritu de sacrificio y el no evadirse, aunque como ocurre con demasiada frecuencia en películas que abordan el dolor, la trascendencia brilla por su absoluta ausencia, la muerte es el final y lo que queda son los recuerdos.

Michael Showalter, que destacó con la comedia romántica también inspirada en la realidad La gran enfermedad del amor, maneja un guión de David Marshall Grant y Dan Savage que acude al recurso de ver la vida como una serie, jugando con la dedicación profesional de Ausiello, lo que permite verle en algunos flash-backs, como si protagonizara una “sitcom” de risas enlatadas, o sorprender un poquito en el clímax del hospital. Pero en cualquier caso la trama se estira demasiado, con reuniones de amigos, fiestas navideñas, visitas de los padres –los veteranos Sally Field y Bill Irwin–, y a veces resulta todo demasiado edulcorado, la estancia en la playa. El protagonismo corresponde a Jim Parsons, que debe la celebridad precisamente a una serie, The Big Bang Theory, y el bastante menos conocido Ben Aldridge, visto recientemente en Llaman a la puerta.