Alert: Unidad de personas desaparecidas (2023), de Adam Kane

Jason Grant, soldado estadounidense en Afganistán, intenta salvar a una niña sentada encima de una bomba terrorista. Mientras tanto, en Estados Unidos secuestran a su hijo, Keith, sin que se entere la madre, Nikki Bautista. Jason regresará a casa, pero debido a la desaparición del chaval, el matrimonio se deteriora y sobreviene el divorcio. No sabrán nada del chaval a lo largo de seis años, en los que Nikki se convierte en directora de la Unidad de Personas Desaparecidas (MPU) del Departamento de Policía de Filadelfia. Allí se incorpora Jason, que tiene una prueba de que el retoño de ambos sigue con vida. Tratarán de localizarlo, al tiempo que ayudan a otras personas en su misma situación.

Fallida serie procedimental, como se denominan aquellas con episodios autoconclusivos e independientes entre sí, aunque aquí el “caso de la semana” que se resuelve en cada capítulo, se mezcla con un misterio general, el caso del hijo de los protagonistas, que se extiende a lo largo de toda la temporada. Curiosamente ejerce como cocreador y productor ejecutivo el habitual actor Jamie Foxx, que sin embargo no aparece como actor.

Por desgracia, las tramas no están demasiado trabajadas, y pese a que los capítulos duran menos de una hora, se pueden hacer interminables. Algunos diálogos con términos técnicos, que tratan de imitar los de C.S.I. resultan risibles. Caen en saco roto los esforzados trabajos de algunos miembros del reparto, como Dania Ramirez (Criadas y Malvadas), que da vida a Bautista, y Scott Caan (Hawaii 5.0), en la piel de Grant.