Dime quién soy (2020), de Eduard Cortés

España, años 30, en los albores de la Guerra Civil. Amelia Garayoa, joven culta de clase alta, se casa con Santiago, también de buena familia, y pronto da a luz a un bebé, Javier. Por su ideología de izquierdas, se involucra en actividades comunistas y se ofrece a dar clases a desfavorecidos. En este ámbito conoce a Pierr, uno de los líderes del partido, del que se enamora, hasta tal punto que abandonará a su bebé y a su esposo para acompañarle primero a Barcelona, y luego a Buenos Aires, donde él ejercerá como espía para la Unión Soviética.

Lujosa adaptación en formato de miniserie de nueve capítulos de la novela de Julia Navarro, para Movistar+. El libro tenía puntos de interés, pues repasa momentos clave de la historia del siglo XX y pone especial énfasis en el desencanto de militantes comunistas que se dieron cuenta de adónde llevaba esta ideología cuando se impuso en Rusia, sobre todo tras la represión de Stalin. Cuenta con una ambientación quizás no memorable, pero lo suficientemente funcional, y una excepcional interpretación de Irene Escolar, que ha logrado un enorme prestigio en el teatro, y se ha hecho popular como Juana I de Castilla en Isabel. Sabe transmitir muy bien la conversión de su personaje de joven ingenua a madura curada de espanto. El resto del reparto quizás no está a la misma altura, pero tampoco desentona.

Pese a todo, la producción tiene algunas sombras, sobre todo por ritmo demasiado apresurado, lo que le da un aire de culebrón, en el que suceden muchas cosas para mantener pegado al espectador, pero no se profundiza en nada demasiado. Por otro lado algunas motivaciones de los personajes no se entienden, y los contextos históricos de los países que visita la protagonista apenas están perfilados.