El manipulador (2022), de Molly Hartleb

Miniserie sueca inspirada en hecho reales, acaecidos en los años de la década de 1990 en la prestigiosa escuela de equitación de Nattryttarnaaka a las afueras de Gotemburgo, regentada por Tommy Lund, casado y padre de dos niñas. Allí se dan clases a muchas jovencitas, y otras trabajan en el cuidado de los caballos, e incluso compiten en concursos. Molly, hija de una alcohólica, cree encontrar ahí una suerte de segundo hogar, pero sufrirá agresiones sexuales por parte de Tommy, y no será la única. Cuando al fin es capaz de contar los hechos, y logra que otras compañeras destapen experiencias semejantes, la pertinente denuncia hace que Tommy sea juzgado ante un tribunal.

Ulf Kvensler entrega una historia que viene a denunciar cómo hechos terribles de abuso sexual pueden tener lugar en supuestos entornos seguros, cómo puede ser el educativo, el deportivo y el familiar. No se trata de una narración cómoda, por la personalidad manipuladora de Tommy, las desagradables situaciones que afrontan las chicas, y la toxicidad general, pues hay muchas personas que se niegan a aceptar los hechos, y es fácil sugerir que Molly y las otras chicas, por haber crecido en hogares desestructurados, se están inventando los hechos, aunque la realidad es que, por ser vulnerables, es más fácil aprovecharse de ellas contando con que su relato no será creído. Se intentan tocar muchos palos en el relato, incluida la producción de un documental televisivo que toma partido por el manipulador abusador.

Quizá la serie resulta excesivamente larga, y lo mismo podría haberse condensado en una historia de un par de horas. Además Kvensler no se luce demasiado combinando la historia de Molly con la de un hija de Tommy, ya adulta, que explica que ella también sufrió abusos de parte de su progenitor. Pero en fin, hay un esfuerzo por abordar los escabrosos hechos con cierta elegancia, la trama atrapa, y el reparto al completo hace un buen trabajo interpretativo.