Lo último que me dijo (2023), de Deniz Gamze Ergüven

Intrigante miniserie de 7 capítulos en torno a los 40 minutos, que adapta una novela de Laura Dave, que ella misma ha desarrollado con Josh Singer. Sigue a Hannah Hall, casada felizmente desde hace catorce meses con el viudo Owen, aunque no ha logrado ganarse a la hija adolescente de éste, Bailey. Ella es artista de esculturas de madera, mientras que él es programador de una prometedora empresa informática, The Shop. Pero repentinamente se sabe que el gerente de la compañía ha inflado su valor en el lanzamiento a bolsa, y es detenido por estafa. Mientras que Owen emprende una huida, que al principio parece relacionada con el desfalco, pero que podría ocultar otras razones, pues le busca un agente judicial de Texas, otro estado. En la nueva tesitura, Bailey no tiene más remedio que ir acercándose poco a poco a su madrastra.

En sus primeros compases la serie tiene pinta de encaminarse por las sendas del culebrón pastelón, por lo mucho que se quieren Hannah y Owen, y porque Bailey sólo está unida a su padre. Pero no, en cuanto se desata la intriga, la sensación de desubicación de las dos mujeres se contagia al espectador, al menos en los dos episodios publicados cuando escribo estas líneas.

Jennifer Garner y Angourie Rice lo hacen bien, la relación de sus dos personajes va perfilándose poco a poco, e interesa, ambas comparten su estupefacción. Mientras que Nikolaj Coster-Waldau se convierte en el marido y padre enigmático, del que se ofrecen flash-backs con situaciones que al recordarlas Hannah, le hacen pensar que debería haber sospechado algo. Los reproches de supuestos amigos, y la decepción de que quien quieres te deje en la estacada, se combinan con la aparición de policías y abogados, que investigan o tratan de ayudar, contribuyendo a la intriga.