The Witcher (2ª temporada)

El brujo dedicado a cazar monstruos Geralt de Rivia ha tomado bajo su protección a la princesa Cirilla, que escapó del ejército de los enemigos que aniquilaron a su abuela, la reina Calanthe. A Geralt se le ocurre esconder a la joven en casa de un viejo conocido, Nivellen, aristócrata transformado en bestia tras una maldición. Mientras tanto, la hechicera Yennefer ha sobrevivido a una batalla, y junto a otra bruja, Fringilla Vigo, será llevada ante la elfa Francesca Findabair.

La primera temporada de la serie basada en las novelas del escritor polaco Andrzej Sapkowski resultaba decepcionante, sobre todo para los lectores del original, pues si bien se había captado el universo mágico donde transcurre la acción, y su tono épico, se echaban de menos los elementos paródicos. Pero también para el resto del público, pues al tomarse la arriesgada opción de entremezclar diversas líneas temporales, todo resultaba confuso. Tampoco ayudaba que se circunscribiera al esquema de protagonista enfrentado a una amenaza distinta cada semana, al estilo de las viejas series, con pocos elementos que fueran avanzando.

Quizás atenta a las críticas, Lauren Schmidt Hissrich, al frente de la ficción de Netflix, parece empeñada en arreglar esos fallos en los nuevos capítulos. Y consigue subir bastante el listón, primero porque ahora toda la temporada parece ir hacia algún sitio, pero también porque los personajes están mejor definidos. Los tres protagonistas forman buen equipo, pues Henry Cavill humaniza más al protagonista que en la tanda de capítulos anterior, Freya Allan hace creíble que Ciri sea el personaje con mayor arco de evolución, y Anya Chalotra consigue que su personaje Yennefer cobre importancia, pese a que sus subtramas tienen menos interés sobre el papel. Entre los secundarios se lleva la palma Joey Batey, cuyo personaje, Jaskier, sirve como contrapunto cómico. Se acierta sobre todo al recuperar de los relatos de Sapkowski su impagable versión realista de “La Bella y la Bestia”.