Bandas de Lagos (2022), de Jadesola Osiberu

Lagos, en Nigeria. El joven Obaola sueña con dejar su vida criminal al servicio de Kazeem, capo mafioso de la ciudad, para estudiar en Estados Unidos. Así lo hizo la hija del propio Kazeem, que acaba de regresar a la ciudad, y que en su momento dejó prendado a Obaola. Su mejor amigo, Ify, también anhela una nueva vida, pues acaba de tener un bebé, y pretende triunfar como cantante. La situación se complica cuando estalla la guerra con los hombres de London, los mafiosos rivales, aliados con un turbio político.

Producción de Nollywood –el Hollywood nigeriano– con más presupuesto de lo habitual. Tiene al frente a Jadesola Osiberu, que alcanzó el éxito en su país con Sugar Rush, comedia de acción que contaba con Adesua Etomi-Wellington y Bimbo Ademoye como protagonistas. Aquí recupera a ambos intérpretes pero cambia a un registro más dramático, que bebe de películas como Uno de los nuestros, de Martin Scorsese, aunque ofrece la sensación de que los gángsters tienen más poder en países africanos donde reina la delincuencia, pues la policía tiene poca capacidad para perseguirles. Sólo puede acabar con un clan mafioso otro con más poder.

Se agradece el esfuerzo de los actores, mientras que las escenas de violencia y machetazos, a menudo a cámara lenta, están bien coreografiadas. Sin embargo, la narración resulta confusa y tiene poca originalidad. Se recurre a veces a efectos digitales, pero éstos dejan bastante que desear.