Pearl (2018), de Elsa Amiel

La culturista Léa Pearl lleva años preparándose para ganar el título de Miss Heaven, bajo las estrictas órdenes de Al, su entrenador, que la somete a intensas horas de ejercicios y a una severa dieta, y que incluso ha llegado a obligarla a inyectarse hormonas para evitar la menstruación. Poco antes de que se celebre la esperada competición, Ben, ex novio de Pearl, se presenta en el hotel de ésta para pedirle ayuda en los cuidados de Joseph, el niño que tienen en común, al que ella no ha visto en los últimos cuatro años.

Sólido debut como realizadora de largometrajes de la francesa Elsa Amiel, con una extensa trayectoria como directora de la segunda unidad y cortometrajista. Ella misma ha coescrito el guión, que aborda con valentía el drama de una mujer que ha renunciado a su maternidad para dedicarse en cuerpo y alma a su desempeño profesional. Demuestra inteligencia al no dejarse llevar por los vientos que corren, pues está en boga defender que las personas pueden renunciar a la naturaleza, pero aquí la protagonista no ha logrado ni de lejos la felicidad por abandonar a su hijo, para buscarse a sí misma. El film puede interpretarse como un cuestionamiento de la ideología de género, pues Pearl reprime su feminidad, ya que se ha convertido en un saco de músculos, con consecuencias desastrosas. Y se sugiere, a través de una compañera que llora, que no se trata de un caso aislado, pues el drama del personaje central estaría extendido en el curioso mundo del culturismo femenino que se retrata.

Tiene mérito el trabajo de Julia Föry, en su primer papel en la pantalla, pues refleja muy bien la fragilidad de su personaje, pese a su apariencia de tipa dura. Demuestra gran expresividad, por lo que resulta una pena que su aspecto vigorésico la condene a no interpretar papeles muy distintos en el futuro. También realiza un apreciable trabajo Peter Mullan, como un entrenador que parece proyectar en sus pupilas sus frustraciones profesionales. Agata Buzek (Las inocentes) borda a una competidora de Pearl, Serena, que sirve para denunciar la obsesión por estar siempre en la cima que se puede llegar a sufrir en cualquier actividad profesional. Está muy bien escogido el niño, Vidal Arzoni, que tras rodar este título no para de trabajar en series y películas.