Capital

El mundo entero en una calle de Londres. Esta miniserie, adaptación de una novela de John Lanchester, sabe combinar el planteamiento de una singular intriga, con el dibujo de un microcosmos multicultural de razas y religiones diversas, que comparten la vecindad de tener su domicilio en la misma calle. En efecto, en todas las casas empiezan a recibir postales y otros envíos en que, como única señal de su posible remitente, figura la enigmática frase “Queremos lo que usted tiene”.

Mientras la policía investiga para averiguar quien está detrás de unas cartas y otras acciones que podrían considerarse como acoso e intimidación, y que podrían afectar al valor de mercado de las viviendas, conocemos a algunos de los vecinos trabajadores del barrio. Está Roger, casado y con dos niños, que trabaja en banca y cuya aburrida y a veces histérica esposa está acostumbrada a gastar sin medida y caprichosamente; y luego su niñera húngara Matya, a la que recurren en un momento de crisis en el hogar. Una familia de origen indio que regenta una tienda, son tres hermanos, uno casado y con una niña, y a los que en cierto momento visita la madre, una mujer de armas tomar. Tenemos a la anciana Petunia, que lleva seis décadas viviendo en el barrio, y a la que diagnostican un cáncer, lo que preocupa a su hija, con la que la relación es tirante, y a su artista nieto. Y también al profesional polaco de las reformas y mujeriego Bogdan. Y a la refugiada de Zimbabwe Quentina, que trabaaja ilegalmente como agente de tráfico.

Con estos mimbres el director Euros Lyn y el guionista Peter Bowker, con amplia experiencia televisiva en la BBC, arman una magnífica historia con personajes muy bien construidos que hablan de las debilidades del ser humano, pero también poniendo en valor lo mejor de ellos, la capacidad de cambiar para bien y aprender lecciones de su experiencia, lo que se agradece en los tiempos cínicos que nos toca vivir. Hay un acierto completo en el reparto, tan multicultural como sus personajes, donde apenas hay rostros reconocibles para el espectador, más allá de los de Toby Jones y Gemma Jones, sin parentesco a pesar de su común apellido.