Jack (2014), de Edward Berger

Jack, un niño de diez años, se ocupa de las tareas domésticas y de atender a Manuel, su hermano menor, pues su madre, una joven soltera, les adora en apariencia, pero por otro lado parece no tener mucho tiempo para ellos, entre el trabajo y la búsqueda de pareja. Por desgracia, Manuel sufre graves quemaduras en el baño, porque Jack no se ha dado cuenta de que el agua sale demasiado caliente. Como consecuencia, a este último le envían a un centro social.

Tras varios años dedicado en exclusiva a episodios de series televisivas alemanas como El lugar del crimen, el desconocido Edward Berger dirige y coescribe este drama, que trae a la memoria el cine de los hermanos Dardenne, sobre todo en contenido social, en torno a personajes desfavorecidos, aunque a nivel formal acaba resultando mucho más académica. El retrato de un niño que tiene que convertirse en cabeza de familia por la irresponsabilidad materna, también recuerda muchísimo a Nadie sabe, de Hirokazu Koreeda. Finalmente, Jack no alcanza el nivel de sensibilidad de estos dos modelos, pero el resultado tiene su interés.

Realista y dura, con secuencias desoladoras, Jack evita la lágrima fácil y transmite cierto optimismo a pesar de la dureza de la vida. Destaca especialmente el jovencísimo Ivo Pietzcker, que refleja muy bien la anticipada madurez que ha adquirido su personaje, y su instinto natural para proteger a los suyos, aunque la situación le supere. Le acompaña un reparto solvente, por lo que no resulta extraño que formara parte de la sección oficial del Festival de Berlín, en 2014.