La maldición de Damien (1978), de Don Taylor

Siete años después de que su propio padre hubiera descubierto su carácter maléfico y, por esta razón, tratara infructuosamente de matarle con el único arma en la Tierra que puede hacerlo, Damien ha cumplido los 13 años. Nadie sabe que en realidad se trata del mismísimo Anticristo, destinado a corromper y destruir el mundo. Ahora vive con su tío Richard Thorn (interpretado por William Holden) y su tía Ann (Lee Grant). Ambos tienen un hijo pequeño, Mark. Sin que su familia lo sepa, poderosos protectores, discípulos del diablo, cuidan del chico, mientras éste descubre sus grandes poderes y cómo usarlos. Su tío, poco a poco, comienza a sospechar que el niño no es tan inocente como su dulce apariencia da a entender, pero su tía se niega ciegamente a creer en sus advertencias y sobreprotege a Damien como si se tratara de su propio hijo. Richard Thorn comienza a investigar las circunstancias que rodearon la muerte de su hermano y llega a conclusiones aterradoras.

Continuación de la trama iniciada con La profecía que cuenta con un protagonista de excepción, William Holden (Grupo salvaje, Picnic) en sustitución de Gregory Peck, que fallecía en la primera parte. La excelente ambientación, y la sugestiva banda sonora musical de Jerry Goldsmith, contribuyen a crear un magnífico clima de terror. El guión de Stanley Mann y Michael Hodges mantiene el interés generado por el arranque de la saga, que concluirá con El final de Damien.