Un hombre de acción (2022), de Javier Ruiz Caldera

Cinta inspirada en la vida de Lucio Urtubia (1931-2020), nacido en un pueblo de Navarra, la inhumanidad con que un banco le niega un préstamo en tiempos de Franco, para comprar medicinas para su padre, le marca de niño. En cuanto tiene ocasión, marcha con su hermana a París, donde empieza a trabajar de albañil y simpatiza con movimientos anarquistas y revolucionarios, a la par que el robo de bancos y falsificación de cheques de viaja con un equipo de colaboradores se convierte en su personal forma de luchar contra el sistema. En este mundillo conocerá a Anne, la que será esposa y madre de su hija.

Javier Ruiz Caldera ha sobresalido en sus comedias y películas de efectos especiales, las más exitosas han sido sin duda Promoción fantasma, Anacleto: Agente secreto y Superlópez. Quizá ha querido dar un paso al frente y arriesgar un poco con una trama basada en hechos reales, aunque con una visión romántica sublimada del ladrón, que sería un revolucionario que lucha contra los poderosos, a modo de moderno Robin de los Bosques. Una mirada que por otra parte es bastante habitual en el subgénero de ladrones y falsificadores, donde no falta además cierta dosis de realismo al afirmarse literalmente aquello de que “la banca siempre gana”.

La larga cinta, casi dos horas de metraje, tiene una buena recreación de época, y juega con constantes del subgénero como la rivalidad policía-ladrones, o la distinta personalidad de los componentes de la banda. Pero faltan ritmo y garra, por ejemplo en la subtrama romántica, para entendernos Anne y Lucio no son Bonnie y Clyde, por mucho que se esfuercen Juan José Ballesta y Liah O'Prey. E incluso las escenas de acción parisinas, que cabría esperar lucidas teniendo tras la cámara a Ruiz Caldera, no sobresalen excesivamente.