Homeland (2011), de Michael Cuesta

Tras ocho años desaparecido en Irak y dado por muerto por su familia y amigos, el sargento de la Marina Scott Brody es hallado en una cueva y regresa a EE.UU. convertido en héroe nacional. En Washington, la agente de la CIA Carrie Mathison sospecha que Brody forma parte de un entramado terrorista de corte islámico que pretende atentar en EE.UU. Así que sin la aprobación de sus superiores instala cámaras en la casa del sargento para seguir sus pasos día y noche. Está convencida de que Brody es la clave para evitar un inminente atentado.

Ganadora del Globo de Oro a la mejor serie dramática y a la actriz protagonista Claire Danes (Romeo y Julieta) en su primera temporada, Homeland es un producto redondo, que prueba que Showtime (Dexter, Californication) es la gran rival de HBO (Luck, Enlightened, Boardwalk Empire), dos de las cadenas que más series producen y exportan al mundo. Thriller político de altura –basado en la serie israelí Hatufim: Prisioners of War–, de ritmo vertiginoso e intensa y perfectamente hilada trama en la que se juega al gato y al ratón, Homeland se presenta como una de las grandes series de 2011. La acción se sitúa en el EE.UU. tras los atentados del 11-S, en el que las autoridades viven en un total estado de alerta ante posibles amenazas árabes, especialmente del entorno de Al Qaeda. Claire Danes es una joven y entregada agente de la CIA con un trastorno de personalidad y una obsesión con el sargento Brody, a quien interpreta dándole un punto un tanto oscuro, Damian Lewis (Hermanos de sangre). Ambos están excepcionales. Llama la atención especialmente ella, que realiza un papel que nada tiene que ver con el de la dulce Julieta que la hizo saltar al estrellato junto a Leonardo DiCaprio en Romeo y Julieta, de William Shakespeare.

Además de la trama principal de investigación, espionaje y acción, la serie Homeland también muestra el drama de cada uno de sus protagonistas: de los agentes involucrados en el caso y de la familia de Brody, que de un día para otro recuperan a un marido y a un padre, y tienen que acostumbrarse a vivir bajo la presión de los medios de comunicación, que persiguen a Brody a todas horas. Muestra también Homeland parte del funcionamiento de la CIA y el gobierno americano a través de altos cargos que son quienes toman las decisiones oficiales e intentan hacer de Brody la imagen del héroe americano, abnegado combatiente por su país.

Destaca en Homeland el guión y la definición de personajes, todos complejos y con aristas expuestas a la luz de modo creciente, implicando a más personas y enredándose de manera perfecta, con sorprendentes giros argumentales que recorren el mundo desde Irak hasta la mismísima Casa Blanca.