Masa

Malou, una mujer con problemas económicos tras la quiebra de su empresa, está obsesionada con parecer una triunfadora en redes sociales y de cara a sus amigas de la alta sociedad. Vive con su hijo adolescente, que le oculta su homosexualidad. De forma inesperada, encontrará en el bosque una bolsa enterrada que contiene 47 millones de coronas suecas. Usará la pasta para montar una cafetería-pastelería. Contrata como empleada para la misma a Liana, ex novia del atracador que ocultó el dinero, y que ahora cumple condena en prisión. A esta última le siguen los pasos unos mafiosos, legítimos propietarios del botín.

Original serie sueca creada por Levan Akin y Mattias Johansson Skoglund, director y productor respectivamente de Sólo nos queda bailar (2019). Combina el tono de thriller con humor negro, en secuencias que a veces toman como inspiración el cine de realizadores como Quentin Tarantino o los hermanos Coen. Se critica con cierta gracia las locuras a las que puede llevar la codicia humana, y se viene a concluir que en todas las clases sociales puede llegarse a comportamientos mezquinos, pues aquí tanto la rica Malou como la pelada Liana carecen por igual de ética.

Por desgracia resulta difícil empatizar con los personajes principales, pese a los esforzados trabajos de las protagonistas, Helena Af Sandeberg (Malou) y Bianca Kronlöf (Liana). No obstante, sorprende el trabajo de Johan Hedenberg como Kangas, mafioso con problemas cardíacos al que preocupa únicamente de manera enfermiza el dinero.