¿Sabes quién es? (2022), de Minkie Spiro

Andy Oliver es una joven que ha dejado su trabajo en Nueva York para cuidar en un pueblo de Georgia a su madre Laura, que ha tenido un cáncer que no le comunicó. Ya restablecida Laura ha vuelto a su puesto laboral en un centro de cuidado de veteranos de guerra, mientras que Andy sigue trabajando en el servicio de emergencias de la policía. No sospechan ambas que se van a ver envueltas en la refriega de tiros de un chiflado que entra en una cafetería a matar a la chica que le gusta... y a todo el que se le ponga por delante. Inesperadamente Laura se enfrenta al perturbado y se convierte en mediática heroína. Esta exposición a los focos podría sacar a la luz secretos del pasado de Laura. Porque tipos siniestros acechan, y pronto queda claro que Laura no es la persona que su hija Andy creía.

Adaptación en forma de miniserie de una novela de Karin Slaughter, se ocupa de ponerla en marcha Charlotte Stoudt, que ha participado en series de intriga política como Homeland y House of Cards. Dirige todos los capítulos otra mujer con experiencia televisiva, Minkie Spiro, que ha dirigido episodios de títulos como Downton Abbey y Better Call Saul, lo que demuestra cierta condición todoterreno. El protagonismo en claramente femenino, las reinas del show son la veterana Toni Collette, y la menos conocida, aunque con currículum, Bella Heathcote. Una y otra dan a sus personajes los rasgos deseados, la primera de mujer dura y reservada, la otra ingenua y algo insegura.

Recorre toda la narración un aire de suspense conspiranoico, donde se hurtan al espectador en los primeros compases una serie de elementos para entender lo que pasa. El juego consiste en ir entregándole las “piezas” a que alude el título original, poco a poco, para que se vaya haciendo su composición, pero buscando el equilibrio de dar algo, pero no todo; porque el riesgo es que la cosa se desinfle una vez puestas todas las cartas boca arriba. Y algo de esto puede ocurrir. De hecho hay algo de desequilibro porque se invita al público a ponerse en el lugar confuso de Andy, lo que resta fuerza a los pasajes con Laura –ella sabe, pero nosotros, espectadores, no–, pero en general el conjunto aguanta bien. Uno teme lo peor en relación a la violencia, con el impactante arranque y el cuchillo que atraviesa una mano, pero lo gráfico de ese momento y sus alrededores de cura de la herida son la excepción a la regla del tono contenido.