Chip y Chop: Los guardianes rescatadores

Los Ángeles. Treinta años atrás, el astuto y algo mandón Chip, y el impulsivo Chop protagonizaban una exitosa serie televisiva. Pero el segundo intentó tener éxito en solitario, lo que acabó con la asociación de ambas ardillas. Años después, Chip trabaja como vendedor de seguros, mientras que Chop se ha convertido en un perdedor, que vive haciendo apariciones en convenciones nostálgicas. Ambos se unirán para investigar la desaparición de Monterey Jack, un antiguo compañero.

El habitual cómico Akiva Schaffer, popular en Estados Unidos como miembro del grupo The Lonely Island, recupera a las emblemáticas ardillas de Disney, protagonistas de tres cortos candidatos al Oscar a finales de los 40, y protagonistas de la producción televisiva Chip y Chop, guardianes rescatadores, que triunfó a principios de los 90. Mezcla imágenes reales con animación tradicional y personajes digitales, de hecho uno de los protagonistas, Chip, conserva su imagen habitual, pero el otro, Chop, se ha operado para convertirse en una ardilla creada mediante CGI, adecuándose a los tiempos modernos.

Se diría que se ha tratado de recuperar la fórmula de ¿Quién engañó a Roger Rabbit?, con un tono que parodia el cine negro, referencias metacinematográficas y numerosos cameos del universo Disney, como un envejecido Peter Pan, pero también de otros mundos paralelos, como Batman, algún personaje de South Park, y hasta la versión del protagonista de Sonic desechada por las críticas de los fans en internet, entre otros muchos. Y aunque a decir verdad, no llega ni de lejos a la película de los 80 dirigida por Robert Zemeckis, al menos tiene más frescura que Garfield, El oso Yogui y otras películas que mezclan con escaso arte dibujos con actores.

Se agradece que el film no se tome demasiado en serio a sí mismo, como deja claro una frase de Chip: “Nadie anhela el regreso de Los guardianes rescatadores”. Parece dirigida a todos los públicos, sin excesos subidos de tono, aunque abundan los chistes que los niños no entenderán ni de lejos. Por ejemplo, una divertida crítica a las películas del propio Zemeckis como Polar Express, rodadas con la técnica de la captura de imagen, a las que se echa en cara sus inexpresivos ojos. Y se ponen a caldo las imitaciones cutres de películas de Disney que se distribuyen cuando la casa lanza una nueva superproducción.