Jugar en casa

Sean Payton entrena a los New Orleans Saints, un equipo de la liga de fútbol americano. Pero se ve implicado en un escándalo de sobornos, por lo que le sancionan con dos años de inhabilitación. Para mantenerse ocupado acepta trabajar codo con codo con Troy Lambert, entrenador del equipo local infantil en el que juega Connor, su hijo. Con los chavales, redescubrirá la pasión por el auténtico juego y la deportividad, sin las presiones económicas que habían acabado desmotivándole en la primera división.

Kevin James colabora frecuentemente en comedias gamberras, como Yo os declaro marido y marido, con Adam Sandler, que sin embargo produjo su film Paul Blart: Superpoli de centro comercial, una comedia familiar ‘blanca’ que resultaba bastante amena, y se convirtió en un éxito inesperado. De nuevo Sandler impulsa –sin aparecer tampoco como actor–, otro film de su compañero en esa línea, basada en hechos reales, en la que sólo recuerda el estilo habitual del dúo una escena de vómitos, más comedida de lo habitual. Por lo demás se trata de una cinta bastante positiva que recuerda que existen valores más importantes que el de ganar a cualquier precio un campeonato deportivo.

Dirigen Daniel y Charles Kinnane (The Human Experience), que han contado con Brendan, otro de sus hermanos (en total son ocho), para un breve papel, como punk (también aparecen por ahí Jackie y Jared Sandler, esposa y sobrino de Adam, y hasta su cuñado ejerce como guionista). Los Kinnane no son los Coen, ni logran la fuerza de grandes clásicos del cine deportivo, como Hoosiers, más que ídolos, pero manejan bien el género, en un film que trae a la memoria la española Campeones. Kevin James llena la pantalla, demostrando grandes dotes para ganarse al público, cuando tiene un personaje simpático. En la piel del voluntarioso Lambert, Taylor Lautner se revela como un actor competente, capaz de hacer otros personajes aparte del hombre lobo de Crepúsculo. Por el contrario, desentona otro cómico de la órbita de Sandler del que parece imposible sacar nada bueno, Rob Schneider, como nuevo ‘querido’ de la ex del protagonista.