Matilda, de Roald Dahl: El musical (2022), de Matthew Warchus

En 1996 fue muy exitosa en cines como película familiar Matilda, pasada en la obra del especialista en cuentos infantiles con enjundia Roald Dahl. De un tiempo a esta parte, títulos cinematográficos de éxito han dado pie a versiones musicales que han triunfando en los escenarios de Broadway y el West End, y de aquí al mundo entero, uno de los ejemplos paradigmáticos es El rey león de Disney. Y en ocasiones puede ser un camino de ida y vuelta, el caso que nos ocupa, pues ha habido obra musical muy popular con las andanzas de Matilda, con libreto y partitura de Dennis Kelly y Tim Minchin, que ahora hace la ruta inversa a la versión fílmica, que Netflix lanza en streaming.

La mayoría de los padres celebra el nacimiento de sus hijos, pero no es el caso de los desastrosos Wormwood, que no hacen ningún caso a la pequeña Matilda, el padre por ejemplo, pillo redomado, quería un varón y no una chica, y la madre tampoco le presta mayor atención. Por suerte Matilda encuentra un maravilloso refugio en los libros, que cuentan mil y unas historias, y estimulan su inteligencia y creatividad, pues ella misma idea la emocionante historia de amor de un escapista y una acróbata, que tiene a la bibliotecaria que le surte de libros fascinada. Un día una inspección educativa descubre que Matilda no ha pisado nunca una escuela; de modo que deberá acudir a la regentada por Agatha Trunchbull, quien, antigua campeona de lanzamiento de martillo, la dirige como si se tratara de un campo de concentración, lo que horroriza a la señorita Honey, una dulce profesora.

Matthew Warchus, conocido sobre todo como director teatral, aunque tiene en su haber varios filmes, entrega un film correcto, pero no memorable. Aunque en los musicales se suele perdonar cierto deslavazamiento argumental, aquí la falta de cohesión llama un poco más la atención, falta un poco de magia en los momentos supuestamente más emotivos. Sí, hay alguna coreografía apañada, y canciones atractivas, y en fin el mensaje un poco ácrata que invita a ser traviesos y romper las reglas. Lo que viene a estar justificado cuando tus educadores son un desastre, padres que no ejercen, directora tirana y cruel. Estos vienen encarnados por unos Stephen Graham y Andrea Riseborough ejerciendo de horteras, y por una Emma Thompson cargada de maquillaje, muy cambiada y a la vez reconocible, las prótesis adelantan que es una barbaridad. Por supuesto, son personajes asumidamente caricaturescos, pero en general todo rozo el empalago. La protagonista es la niña Alisha Weir, en su primer rol principal, y sabe atrapar los rasgos que se suponen a Matilda.