Honor (2020), de Richard Laxton

2006. La veinteañera de origen kurdo establecida en Londres Banaz Mahmoud no puede soportar que su marido la maltrate, así que le pide el divorcio, e iniciará una relación con otro hombre, Rahmat. Éste pone una denuncia a la policía, cuando Banaz desaparece unos días. Investiga el caso la inspectora Caroline Goode, que enseguida llega a la conclusión de que la muchacha ha podido morir a manos de su propia familia, porque los Mahmoud consideran que la fallecida les había deshonrado al dejar a su marido.  

Miniserie procedente de Reino Unido que reconstruye un caso real de enorme repercusión mediática allí en dos capítulos de 45 minutos, que se pueden ver en realidad como si se tratara de un largometraje, de escasa duración. Esto juega un poco en su contra, pues la trama de investigación parece un tanto apresurada, y quizás falta desarrollar algo más a algunos personajes, sobre todo los ayudantes de la policía, que parecen meros comparsas. 

Todo indica que se ha considerado importante sobre todo denunciar la mentalidad del sector kurdo más intolerante, que en algunos casos reclama que se perpetúen tradiciones bárbaras, aún viviendo fuera de su región de origen. Y también se critica que las autoridades británicas en ocasiones no hacen mucho caso a emigrantes que denuncian amenazas (al parecer la víctima había pasado varias veces por la comisaría en busca de ayuda antes de su desaparición). En cualquier caso, Honor se gana a los espectadores por la elegancia con la que se ha evitado la recreación en detalles morbosos del relato. También por las trabajadas interpretaciones del reparto, que encabeza Keeley Hawes (Los Durrell), como policía encargada de desentrañar la verdad.