Reginald The Vampire (2022), de Jeremiah S. Chechik

Al veinteañero Reginald le marginan continuamente debido a su sobrepeso. Le toca sufrir cada día las bromas de Todd, su jefe en una tienda, donde se ha enamorado de Sarah, una compañera que no parece hacerle caso. El chico le cae simpático a Maurice, un misterioso cliente de su establecimiento, que se gana su confianza. Al final, le desvela a Reginald su condición vampírica, y ofrece convertirle en miembro de su clan, pese a que los otros chupasangres se resistirán a aceptarle entre sus filas, por ser todos unos estirados obsesionados con la perfección física.

Podía haber dado más juego esta comedia adolescente que denuncia la superficialidad de la sociedad moderna, la obsesión por la belleza y la marginación de quien no se ajuste a los cánones establecidos. Se parodian hitos del vampirismo, como la saga Crepúsculo, protagonizada por el atractivo Robert Pattinson, o True Blood, con el también guaperas Alexander Skarsgård. Sin embargo, su creador, Harley Peyton, uno de los guionistas de la serie Chucky, no sabe aportar mucho más, con diálogos bastante pobres y situaciones bastante repetitivas. 

En general le falta la gracia de Lo que hacemos en las sombras, que desmitificaba mejor a estos seres sobrenaturales. Se logra describir más o menos bien al protagonista, pero el resto de personajes aparecen desdibujados. Además, resulta llamativa la falta de presupuesto de cada capítulo. Al final se tira a la basura el potencial de Jacob Batalon, que tenía mucha gracia como amigo friki de Peter Parker en Spider-Man: No Way Home y demás.