The Walking Dead (11ª temporada, 1ª parte) (2021), de Kevin Dowling

Maggie, y los supervivientes de la hecatombe zombi que lidera, se descuelgan desde un tejado sobre caminantes en hibernación, con el objetivo de robar suministros para los suyos utilizando poleas. Por desgracia, una de las cuerdas se rompe, lo que provoca que los muertos vivientes se despierten a la vez, por lo que será difícil para los vivos salir indemnes. Mientras, Eugene, Ezequiel y los suyos, que fueron capturados por misteriosos soldados, descubren que éstos pertenecen a la Commonwealth, numeroso grupo de humanos que disfrutan de lujos anteriores al apocalipsis, como café, pastelitos y conciertos.

Tiene mérito Angela Kang, showrunner desde la novena temporada, al salvar lo que parecía una serie demasiado estirada, y que ya no cuenta con el protagonista, Andrew Lincoln, desde esa misma temporada. Para la undécima y última tanda de capítulos de la ficción no inventa giros sorprendentes que den la vuelta a lo ya visto, pero sí consigue la suficiente tensión, y secuencias de acción con vistosos efectos visuales, en las que aparecen grandes hordas de zombies, que al fin y al cabo es lo que el público espera. La primera recuerda a la de las serpientes del pozo de las ánimas, de En busca del arca perdida. Desde luego, la serie recupera el nivel perdido en los episodios que se añadieron a la temporada diez, bastante tediosos.

Quizás a Norman Reedus, que da vida a Daryl, le falta algo de carisma para reemplazar a Lincoln como personaje central. Le roban la función Lauren Cohan, en la piel de Maggie, y Jeffrey Dean Morgan, como el villano Negan, pues ambos actores se lucen, sobre todo cuando sus personajes discuten. El reparto tiene también valiosas incorporaciones, como James Michael Shaw, Laila Robins y Josh Hamilton, que dan vida a los personajes clave de la Commonwealth, respectivamente el líder de su cuerpo militar, Mercer, la gobernadora Pamela Milton y el vicegobernador Lance Hornsby.