Conan, el destructor (1984), de Richard Fleischer

Secuela del mítico film Conan, el bárbaro, de John Milius. Producido por Dino De Laurentiis y rodado en México, la historia seguía las aventuras de este musculoso personaje creado por Robert E. Howard. Lo peor fue que, a pesar de los 20 millones de dólares invertidos en su producción, el resultado acabó siendo considerado ridículo por la crítica, en especial por culpa de un desastroso montaje final en el que se utilizaron descartes del primer largometraje. El reparto resultó igualmente desafortunado, ya que al inexpresivo Arnold Schwarzenegger le acompañaban un ex jugador de fútbol americano llamado Wilt Chamberlain y la cantante Grace Jones; si bien la que peor parada salió de todo ello fue Olivia D'Abo, quien en su debut en pantalla consiguió ganar el Razzie a la peor actriz y una nominación como peor nueva estrella.

En la historia, Conan es enviado por la Reina Tamaris para proteger a una princesa hasta un inhóspito lugar. Pero, en realidad, los planes de la Reina son mucho más perversos.