La desconocida (2023), de Pablo Maqueda

Carolina, una adolescente, chatea con un desconocido, que utiliza en las redes el seudónimo de Mr. Hitchcock. Todo apunta a que se trata de un pervertido sexual, y ambos quedan en un parque, donde comienza un juego en que ella parece una inconsciente jovencita, y él un monstruo que pretende abusar de ella. Pero puede que las tornas cambien.

Adaptación de la obra teatral “Grooming” de Paco Bezerra, a cargo del propio autor, del director del film Pablo Maqueda, y de Haizea G. Viana. Se trata de la primera película de ficción de Maqueda, que antes sorprendió gratamente con el documental Dear Werner, acercamiento personalísimo al cine de Werner Herzog. Se trata de un oscuro thriller, que quiere ser otro homenaje, en esta ocasión a Alfred Hitchcock, a quien se cita explícitamente, y de quien se roba la idea de pedir que nadie cuente a otros espectadores los giros y el final de la película, ni que entre a la sala de cine con la proyección ya empezada. Tal vez resulte exagerado tal ruego en un film que no parece previsible que tenga la repercusión de Psicosis, pero en fin, haremos caso, faltaría más.

Como se ve por la trama, el film habla de las relaciones retorcidas, se mencionan las parafilias más pintorescas, y de cómo las nuevas tecnologías aumentan la posibilidad de que aumenten las patologías y las adicciones sexuales, creando monstruos. Pero también de cómo esta pérdida temprana de la inocencia que facilitan internet y los teléfonos móviles no sólo está matando la infancia, sino afectando a amplias capas sociales, incluso a adultos aparentemente normales, y cuyo oficio es velar por el bien común.

La idea del juego y las sorpresas que recorre la trama puede hacer pensar en La huella, que también se basaba en una obra teatral, al igual que centrar todo en la interpretación de dos actores, aquí Manolo Solo, que logra atrapar la atención desde el principio emulando a Julio Iglesias cuando canta, y narrando un episodio de su vida como si fuera una película, y la desconocida, nunca mejor dicho, Laia Manzanares, al principio poco locuaz, pero luego provocadora con el monstruo que la acecha.

Aunque apenas dura hora y media, la cinta se hace un tanto pesada, las sorpresas no lo son tanto. Hay que reconocer la capacidad de riesgo de Maqueda sosteniendo los planos y con encuadres incómodos para transmitir precisamente eso, incomodidad, pero esta opción estética también acaba cansando.