Un cabaret en la campiña (2022), de Jean-Pierre Améris

Amable comedia francesa inspirada por una historia real. Sigue a David, que regenta una granja familiar en la región de El Cantal, a punto de entrar en bancarrota. Su madre viuda Mireille le aconseja aceptar las condiciones que ponga el banco, y el abuelo resistir como sea; en medio de estos dos fuegos, David logra una prórroga para afrontar los pagos de dos meses, y le viene la idea de montar un cabaret en pleno campo, algo que no existe en toda Francia, y que podría dar los ingresos necesarios. Con el fichaje de Bonnie, que acaba de ser despedida de un cabaret en la ciudad, reclutará a diversos talentos, que incluyen a dos hermanas bailarinas, un anciano hipnotizador, una sordomuda con dotes de malabarista y magia, y a un travesti empleado en un hipermercado con estupendas dotes para el canto. Aunque al principio reina el escepticismo, el descabellado plan comienza a cobrar forma.

Jean-Pierre Améris es un solvente director y guionista, que está detrás de títulos tan interesantes como La vida, Tímidos anónimos y La historia de Marie Heurtin. Vuelve a acertar abordando con elegancia una trama que se diría improbable, donde se juega con el choque generacional –David y los que impulsan el espectáculo, frente al abuelo–, de entornos –el rural de David y los granjeros, frente al urbanita de Bonnie– y sentimental –el amor de David con la peluquera Laetitia no llegó a cuajar, y tal vez prenda la chispa con Bonnie, y el no admitido de un lugareño por la viuda Mireille–, y con la descripción de las vicisitudes para lograr que lo que podría ser chabacano y provinciano, sea un entretenimiento de altura que atraiga a la gente de los alrededores e incluso, quién sabe, a la de la gran ciudad.

Alban Ivanov compone con convicción al protagonista, alguien que se viene arriba, destaca su presentación de la gran noche inaugural, donde resulta convincente con una timidez sincera que llega al público. Lo hace bien también Sabrina Ouazani como la artista que debe deja atrás sus prejuicios e ideas sobre lo que es un paleto, y encajar las críticas constructivas, aunque no resulten agradables. El resto del reparto está a la altura, de modo que estamos ante un film grato, donde las dificultades como la del incendio resultan creíbles.