Falcon y el soldado de invierno (2021), de Kari Skogland

Ha pasado algún tiempo desde que Sam Wilson, Falcon y Bucky Barnes, el soldado de invierno, habituales colaboradores del Capitán América, regresaran a la Tierra, tras esfumarse por culpa del chasquido de Thanos, junto a gran parte de la población mundial, y otros superhéroes como Spider-Man y Black Panther. El primero ha dedicado un tiempo a colaborar con el ejército norteamericano en el Norte de África, pero al regresar a su hogar se encuentra con que su hermana y su familia sufren problemas económicos, mientras que Bucky trata de construir una vida normal, y superar los recuerdos de su pasado como asesino que le atormentan.

Miniserie de seis capítulos que recupera a dos de los secundarios más recordados de los filmes de superhéroes Marvel, que sobre todo brillaban en Capitán América: El soldado de invierno, de lo mejor de la franquicia. Vuelven a estar interpretados por Anthony Mackie, aceptable como Falcon, y Sebastian Stan, al mismo nivel como Barnes, el Soldado de Invierno. Ambos actores no sólo aprovechan que tienen más espacio para lucirse que en los filmes del Universo Marvel, sino que llevan sus papeles a otro nivel, al abordar sus momentos más intimistas y normales. La ficción se centra sobre todo en el sentimiento de culpa del primero por haber dejado solos a los suyos, y del segundo por haber sido manejado por el enemigo, la organización Hydra, que le obligó a seguir una vida criminal que le ha dejado muy tocado; de hecho el actor brilla en una secuencia de una visita a su psiquiatra. En sintonía con El regreso, y otros filmes, se analizan las dificultades de estos personajes para recuperar su vida civil, tras la ‘guerra’ que han supuesto sus hazañas como superhéroes.

Está al frente Kari Skogland, que ha despuntado sobre todo como directora de episodios de la muy distinta El cuento de la criada. Arriesga poco, porque esta producción recuerda a los filmes de superhéroes de la factoría más convencionales. Dejaría mejor sabor de boca de haberse seguido los planes originales, que la situaban como el primer estreno de las series Marvel de Disney+. Por desgracia, tuvo que retrasarse, por culpa del coronavirus, y le adelantó la muy original Bruja Escarlata y Visión, con potencial para seducir también al público no incondicional de este tipo de personajes. Quizás desanime a quienes no estén al día en estrenos marvelitas, pues da por supuesto que el espectador ha visto todo, y además tiene en la memoria numerosos acontecimientos de varios largometrajes. Pese a todo, entretiene, depara algún giro que engancha, y ofrece al público la suficiente espectacularidad, como la persecución aérea del primer capítulo.