Zona 414 (2021), de Andrew Baird

Un futuro cercano. Tiempo después de dejar la policía, David Carmichael se gana el sustento como investigador privado. Recibe una llamada de Marlon Veidt, empresario que ha creado la Zona 414, una ciudad poblada por robots ultrarrealistas, donde sus clientes pueden internarse para cumplir sus fantasías más oscuras, sobre todo de índole sexual, sin arriesgarse a cumplir condena. Veidt le pide que busque a su hija, Melissa, desaparecida en ese desapacible lugar virtual, para lo que el investigador contará con la ayuda de Jane, un androide que conocía más que nadie a la muchacha.

Tras varios cortos y videoclips, el irlandés Andrew Baird debuta en el largometraje con un relato de ciencia ficción que no oculta demasiado sus fuentes de inspiración, ya que el guión recuerda a partes iguales a Blade Runner y a la serie Westworld. Cuenta con una ambientación esforzada, mientras que el arranque promete un rato divertido para quienes adoren ese tipo de productos. Por desgracia, la trama se desinfla enseguida, pues el guión apenas depara sorpresas, el ritmo resulta demasiado lento y se abusa de las secuencias eróticas, en un torpe intento de lograr la atención del respetable.

Algunas secuencias tratan de crear tensión, sin conseguirlo. Una pena, pues se desaprovecha a Guy Pearce, estupendo como detective duro, mientras que Matilda Anna Ingrid Lutz resulta convincente como androide que sin embargo encierra más humanidad que muchas personas de carne y hueso. No convence tanto Travis Fimmel (Vikingos), que fracasa como Veidt, por culpa de una caracterización demasiado forzada.