The Mandalorian (3ª temporada) (2023), de Rick Famuyiwa

La tercera temporada de The Mandalorian continúa la trama de los dos últimos capítulos de El libro de Boba Fett, donde Din Djarin, más conocido como El Mandaloriano, se ha reencontrado con Grogu, la joven criatura a la que protege. Pero el veterano mercenario tiene la espina clavada de que los suyos le consideran un apóstata, por haberse quitado el casco frente a otras personas, asi que prometerá a la Armera, líder de los suyos, que viajará al planeta de donde procede la estirpe, Mandalor, que hace tiempo se convirtió en un lugar tóxico. Para demostrar que se podrá volver a vivir allí pronto, Din Djarin se bañará en las Aguas Vivas, acto por el que según la tradición conseguirá redimirse.

Lo tenía difícil Jon Favreau para mantener el nivel de su serie, pues estrena una nueva entrega tras una sobredosis de series del universo Star Wars, ya que vienen después de la irregular Obi-Wan Kenobi y la excelente Andor, por lo que resulta complicado mantener la frescura de los inicios. Lo consigue con creces desde el arranque, con un vibrante enfrentamiento con un cocodrilo gigante, y duelos contra piratas que recuperan enseguida el espíritu aventurero original de la franquicia creada por George Lucas, sin necesidad de inventar la pólvora, pues en realidad se sigue la línea por la que se ha apostado desde el principio de esta ficción, que también tiene muchos elementos del western clásico. Todas las nuevas subtramas intrigan al espectador, al que se tiene el detalle de sorprender en todo momento, pues no se adivinan al minuto los derroteros que va a seguir el argumento. No hace falta estar completamente al día de todas las producciones situadas en los mundos de La guerra de las galaxias para disfrutar de las peripecias de Din Djarin, pues abundan las explicaciones que enseguida sitúan al espectador.

Se echa un poco de menos a Gina Carano, despedida por polémicos mensajes en redes sociales, y resulta triste que se despache a su importante personaje con una sola frase, que alude a que ha sido reclutada "por las Fuerzas Especiales", y nada más. Por lo demás, reaparecen antiguos personajes, como el magistrado Karga (Carl Weathers), o el androide IG-11, que ya estaba presente en el primer episodio. Lo mejor, el inmenso carisma que demuestra Pedro Pascal, sin mostrar su cara, como el personaje titular, y el partido que se le saca a Baby Yoda, genial sobre todo cuando demuestra afecto a su padre adoptivo, y cuando interactúa con otras pequeñas criaturas. El broche de oro lo sigue poniendo la inspirada partitura de Ludwig Göransson.