Fast & Furious X (2023), de Louis Leterrier

Diez años atrás, Dominic Toretto acabó con la vida del despiadado capo de la droga Hernán Reyes. Ahora, el hijo de éste, Dante, pondrá en marcha un complejo plan para vengarse. Ahora, Toretto, vive feliz y contento con Brian, el hijo que tuvo con Elena Neves, y Letty, su esposa. Pero recibe la visita de Cipher, su antigua enemiga, que le advierte de que el tal Dante le ha declarado la guerra, y le ha puesto una trampa en Roma a sus amigos, Roman, Tej, Ramsey y Han.

Esta entrega de la franquicia automovilística forma un díptico con la siguiente, por lo que la trama no acaba. Se anunció en un principio que ambas concluirían por fin la extensa serie, pero esto no acaba de ser cierto, pues antes del estreno se anuncia otra más. Iba a ejercer como director Justin Lin, encargado de la tercera parte, la cuarta, la quinta (la mejor), la sexta, y la novena, donde se empezaba a notar la ausencia de ideas. Por razones desconocidas, abandonó el timón –aunque sigue acreditado como coguionista y productor ejecutivo–, cediendo la realización a Louis Leterrier, con experiencia en coches que hacen piruetas imposibles al haber estado detrás de Transporter, y que tiene en común con su predecesor que también le traen al fresco las leyes de la física. Aquí resulta obligatorio suspender la incredulidad desde el primer momento, pues casi al principio una bomba gigantesca que recuerda a la bola gigante de En busca del arca perdida se desplaza a toda velocidad por las calles de Roma, amenazando con volar el Vaticano.

La trama parece compuesta para enlazar las secuencias de coches o porrazos que se les han ocurrido a los autores del libreto, y la reaparición de viejos secundarios, o villanos que ahora se han redimido. Todo se alarga demasiado, pero el film sirve como entretenimiento ligero, hace una apología de la amistad y la familia, y critica la deshumanización que traen consigo las nuevas tecnologías. Vin Diesel convence al frente de un reparto que se permite el lujo de desaprovechar a actrices de la talla de Helen Mirren, Charlize Theron, Brie Larson y Rita Moreno, todas ellas con Oscar, a las que cede poco espacio.

Tiene gracia la subtrama del cachas John Cena junto a su sobrino en la ficción, el pequeño Leo Abelo Perry, pues acumula la mayor parte del humor. Pero se adueña del show el recién llegado Jason Momoa, exagerado en la piel de un villano, Dante, que toma como modelo al Joker de Heath Ledger. Concluye con un cliffhanger que obliga a ver la siguiente entrega, y tiene una escena post-créditos que hará las delicias de los incondicionales.