Malnazidos (2020), de Javier Ruiz Caldera

Octubre de 1938, cuando la Guerra Civil empieza a decantarse a favor de las tropas de Franco. Jan Lozano, capitán de la Quinta Brigada del Ejército Nacional, está a punto de morir ejecutado por su propio bando acusado de traición, tras un incidente con un juez muy bien relacionado. Gracias a la intervención de su tío, el general Lozano, le conmutan la pena por una misión suicida, consistente en adentrarse en tierra de nadie, junto a DeCruz, un joven conductor, para entregar un importante mensaje. Durante su periplo, ambos son capturados por un pelotón republicano, pero acabarán formando equipo con sus captores porque sin razón aparente los muertos están volviendo a la vida reconvertidos en peligrosos zombies…

Javier Ruiz Caldera se ha especializado en adaptaciones de comics, con la brillante Anacleto, agente secreto, y la fallida Superlópez. Ahora versiona una novela, la poco conocida “Noche de difuntos del 38”, de Manuel Martín Ferreras, en un film que ha codirigido junto al debutante en estas lides Alberto de Toro, hasta ahora su montador habitual. El producto, que combina zombies con nazis, recuerda mucho a Overlord, pero ambientada en España. Tiene buenas intenciones, pues recalca que pese a las divisiones profundas en dos bandos, a los españoles no les queda otra que unirse para salvarse de amenazas como una pandemia global (si bien el proyecto empezó a gestarse antes de la llegada del coronavirus, sus infectados tienen paralelismos asombrosos con lo vivido durante la crisis del Covid-19).

Quizás el mensaje resulta un tanto reiterativo, sobran algunas conversaciones sobre la importancia de la reconciliación nacional, la trama se alarga demasiado, y los directores no tienen la pericia de otros realizadores que han incursionado en el terreno del género fantástico como George A. Romero y Sam Raimi, las referencias más evidentes, y de Sergio Leone, pues a veces siguen el sendero del spaghetti-western. Pero su film funciona, y tiene momentos de acción y tensión bien resueltos, como el asedio a una cabaña en la que están refugiados los protagonistas o el clímax final. También logra eficaces secuencias de humor.

Además, los realizadores se apuntan un tanto en la elección del reparto. Al especialista en comedia Miki Esparbé le pega el pícaro nacional Lozano, la siempre convincente Aura Garrido borda a la miliciana agresiva pero con buen corazón apodada Matacuras, y Luis Callejo rebosa espontaneidad como sargento republicano. También tienen sus momentos de gloria en papeles secundarios Manuel Morón (el general y tío del protagonista), Jesús Carroza (el combatiente andaluz Jurel) y sobre todo María Botto, muchas veces desaprovechada, como la monja de armas tomar Sor Flor.