Emma (2020), de Autumn de Wilde

Rica, inteligente, guapa y consentida, la veinteañera Emma Woodhouse vive sin muchas preocupaciones, en compañía de su hipocondríaco y quejica padre, en la mansión de Highbury. Tras presentar a su institutriz, la señora Taylor, al rico señor Weston, con el que ésta se casa, se queda un poco sola y aburrida, por lo que decide utilizar sus dotes como casamentera al servicio de sus jóvenes vecinos, para en teoría ayudarles a tener una vida tan perfecta como la suya. Evitará que su nueva amiga, la sencilla y modesta Harriet Smith, conteste afirmativamente a la propuesta de boda de un joven granjero, porque quiere emparejarla con el señor Elton, de mayor nivel social.

La última novela que publicó en vida Jane Austen, dos años antes de su fallecimiento, “Emma”, ha dado pie a numerosas adaptaciones televisivas y cinematográficas, aunque triunfaron sobre todo la protagonizada por Gwyneth Paltrow (con la que la compositora Rachel Portman ganó un Oscar), y Clueless. Fuera de onda, curiosa versión moderna en un instituto de Estados Unidos. Con esta revisión debuta en el largometraje Autumn de Wilde, prestigiosa fotógrafa del mundo del rock, y autora de vídeos musicales. De hecho aporta un par de momentos en el que los personajes demuestran su pericia para la música clásica, pero también el film se distingue porque tiene un tono un poco más cómico que el de la novela, que funciona bien.

Por lo demás, se mantiene la elegancia del texto original. Anya Taylor-Joy, conocida por títulos como La bruja y Glass (Cristal), merece un sobresaliente, por lograr darle cierto atractivo a un personaje egocéntrico. Está bien secundada por Bill Nighy, siempre la guinda del pastel, en este caso como progenitor de Emma, y por un sólido elenco, que incluye entre otros a los veteranos Rupert Graves (Un funeral de muerte) y Miranda Hart (Llama a la comadrona), y al joven a seguir de cerca Josh O'Connor, príncipe Carlos en The Crown.