Invasión secreta (2023), de Ali Selim

Tras un período de descanso en una estación espacial, Nick Fury regresa a la Tierra para entrevistarse con Talos, representante de los Skrulls, raza alienígena capaz de metamorfosearse a la que prometió asilo en el pasado, pero tuvo que dejar de lado la cuestión para enfrentarse al poderoso Thanos. El tal Talos le advierte de que parte de los suyos se han cansado de esperar que les encuentre un planeta en el que alojarse, así que se disponen a conquistar el nuestro, bajo el mando del despiadado Fravik, que ha ordenado que se infiltren entre la clase política.

El Universo Cinematográfico de Marvel (UCM) está de capa caída tras Vengadores: Endgame, pues casi todo lo que ha venido después acusa en mayor o menor medida la saturación del cine de superhéroes. Pero Kyle Bradstreet, uno de los guionistas de Mr. Robot, está al frente de una serie que acierta al darle el protagonismo a Nick Fury, quizás el secundario más interesante de las adaptaciones de Marvel, que sin embargo todavía no había tenido su propia ficción, pese a estar interpretado por Samuel L. Jackson, actor de enorme tirón. Al no tener poderes, la serie de seis capítulos tiene un tono más propio del cine de espionaje y acción, tipo El caso Bourne y Misión: imposible, con elementos alienígenas que parecen sacados de La invasión de los ladrones de cuerpos.

Se inspira libremente en la saga homónima de los comics, creada por Brian Michael Bendis. Pretende denunciar la falta de atención de la comunidad internacional a los refugiados, a los que se ha hecho promesas vacías. Pero no se profundiza en el tema, y se confía demasiado en el arranque en que los espectadores hayan visto Capitana Marvel –donde se presentaba a los Skrulls– y la tengan más o menos fresca. Aparte, la acción podría tener más espectacularidad, pues por ejemplo la parte de un atentado terrorista promete mucho, pero se queda en nada. También se le podría sacar más tajada al suspense aprovechando que cualquier personaje puede ser un alien transformado, como hizo en su día la clásica serie Los invasores.

Realmente, Jackson parece un poco cansado de dar vida a su personaje, al que no aporta nada nuevo, también porque el guión no ofrece nada revolucionario. Lo compensa Olivia Colman, que lejos de limitarse a cobrar el cheque como cabría esperar, aporta una enorme energía a su personaje, Sonya Falsworth, agente del MI6, muy alejada de sus roles de reina, hija o mujer traumada. También da en la diana el menos conocido Kingsley Ben-Adir, que se ha tomado muy en serio al malvado Fravik.