Fantastic Beasts: The Crimes of Grindelwald
- Duración: 02h 14 min
- Género: Aventuras | Fantástico
- Público apropiado: Jóvenes
- Valoraciones: decine21 (5) | usuarios (5.8)
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- Título original: Fantastic Beasts: The Crimes of Grindelwald
- Año: 2018
- Fecha de estreno en España en cines : 16-11-2018
- Países: EE.UU., Reino Unido
- Dirección: David Yates
- Intérpretes: Eddie Redmayne, Ezra Miller, Johnny Depp, Zoë Kravitz, Katherine Waterston, Jude Law, Alison Sudol, Carmen Ejogo, Callum Turner, Claudia Kim, Ólafur Darri Ólafsson, Dan Fogler, Poppy Corby-Tuech, Derek Riddell, Brontis Jodorowsky, Fiona Glascott, William Nadylam, David Wilmot, Victoria Yeates, Bart Soroczynski, Wolf Roth, Ingvar Sigurðsson, Kevin Guthrie, Cornell John
- Guión: J.K. Rowling
- Música: James Newton Howard
- Fotografía: Philippe Rousselot
- Vestuario: Colleen Atwood
- Distribuye en cine: Warner
- Distribuye en formato doméstico: Warner
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Reparto
Sinopsis oficial
Animales fantásticos: Los crímenes de Grindelwald
Al final de la primera película, MACUSA (Congreso Mágico de los Estados Unidos de América), capturaba al poderoso mago, el tenebroso Gellert Grindelwald (Johnny Depp), con ayuda de Newt Scamander (Eddie Redmayne). Pero, cumpliendo su amenaza, Grindelwald escapó de la custodia y se ha dedicado a reunir seguidores, la mayoría de los cuales desconocen su verdadera agenda: formar hechiceros de pura sangre que gobiernen sobre todos los seres no mágicos. Con el fin de frustrar los planes de Grindelwald, Albus Dumbledore (Jude Law) recluta a su antiguo alumno Newt Scamander, que accede a ayudar, sin darse cuenta de los peligros que le esperan. Las tramas se van desvelando mientras se pone a prueba el amor y la lealtad, incluso entre los verdaderos amigos y familiares, en un mundo mágico cada vez más dividido.
Crítica Animales fantásticos: Los crímenes de Grindelwald (2018)

La trama
Segunda entrega de la saga mágica que transcurre en el mismo universo que las andanzas de Harry Potter, aunque años atrás, y que J.K. Rowling ha escrito directamente para el cine, responsabilizándose ella misma en solitario del guión. El malvado mago Grindelwald –un Johnny Depp transfigurado en una especie de Hitler albino que controla muy bien su carácter– logra escapar de la custodia de las autoridades que le tenían prisionero y se oculta en París, donde pretende convocar a todos los seres mágicos pura sangre, que deberían dominar por encima de la gente sin poderes. Por motivos de ser fiel a un pacto, Albus Dumbledore –en su versión joven le da vida un atinado Jude Law– no se enfrenta directamente a él. En cambio, Newt Scamander, pertrechado de su maleta donde caben todo tipo de animales fantásticos, y que no acaba de decidirse a tomar partido, marcha a la capital de Francia clandestinamente, sobre todo para encontrarse con Tina, una aurora a la que ama secretamente. Le ayuda en la peripecia el no-mago Jacob Kowalski, enamorado de Queenie, Allí descubren que Grindelwald trata de reclutar para su causa a Credence, un huérfano que carga con una crisis de identidad que podría ser explotada con fines malévolos.
Tras la agradable sorpresa que supuso Animales fantásticos y dónde encontrarlos, las expectativas eran altas, parecía que Rowling había logrado crear una nueva saga tan potente como la que le dio justa fama. Pero esta segunda entrega, que vuelve a dirigir David Yates –está previsto que se ocupa de otras tres entregas, nada menos–, resulta bastante plúmbea, parece que todo se confía a la parafernalia de los efectos visuales, ciertamente asombrosos a ratos, pero también cansinos en otros, recuerdan demasiado a los creados para el desarrollo de videojuegos.
En lo relativo a la narración, hay una subtrama acerca de nuevos personajes y sus misteriosos orígenes, que interesa poco, ya que no se dedica el tiempo necesario para desarrollarlos de modo que puedan interesar mínimamente al espectador. Mientras que los bandos que se forman entre los magos y los prejuicios de poderes, tienen un parecido demasiado obvio y poco ocurrente con los prolegómenos de la situación y la persecución racial que derivó en la Segunda Guerra Mundial, el apellido Kowalski no suena demasiado ario, para entendernos.
Claramente existe una añoranza de Potter y Hogwarts, hasta el punto de que se introducen algunos flash-backs juveniles, para poder ver a Newt Scamander y compañía en los años mozos en que practicaban sus primeros hechizos, por ejemplo enfrentándose a su mayor temor. Pero esto y algunos apuntes de humor no bastan, existe una descompensación, con muchos personajes que en su sosería se convierten en meros comparsas, véase a Jacob, que en la primera entrega era un personaje ocurrente y divertido. En fin, entretendrá a los espectadores entregados, que son bastantes, pero resulta claro que la saga ha perdido fuelle en esta segunda entrega, e incluso a Eddie Redmayne se le ve despistado componiendo a su personaje, por ejemplo en la relación con su hermano.
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