
Jan Nemec
79 años ()Atrapado por la historia
Jan Nemec fueuno de los grandes cineastas nacidos alrededor de la Primavera de Praga, a quien los acontecimientos históricos no permitieron desplegar la gran carrera que debería haber tenido. A pesar de todo, varios de sus filmes brillan con luz propia. El realizador falleció en Praga, a los 79 años, el 18 de marzo de 2016, como consecuencia del cáncer.
Jan Nemec nació en Praga, en la República Checa, el 12 de julio de 1936. Aunque le encantaba el jazz y pensó dedicarse a la música, su padre le persuadió para que buscara otra ocupación artística, el cine, de modo que se matriculó en la prestigiosa Escuela de Cine de su ciudad, la FAMU, donde tuvo otros compañeros luego afamados cineastas en los años dorados la Primavera de Praga, como Jirí Menzel y Vera Chytilová.
El joven Nemec se graduó en 1960 con un vigoroso cortometraje, Una hogaza de pan, breve historia que adaptaba un relato de Arnost Lustig. Mucho debía agradar este autor a Nemec que para su debut en el largo, tras ser ayudante de Martin Fric, volvió a acudir a Lustig con Diamantes de la noche (1964). Sin apenas palabras y con poco más de una hora de metraje, el cineasta demostró poderío narrativo al contar la huida de dos jóvenes por el bosque de manos nazis, en los años de la Segunda Guerra Mundial. Rodada en blanco y negro, era una historia muy física pero también alucinada y extraña, con algunas escenas de una mano y un rostro surcados por hormigas que remitían al cine de Luis Buñuel. Nemec había aprendido a amar ese cine, al igual que el de otros directores como Robert Bresson, Alain Resnais, Ingmar Bergman y Federico Fellini.
Tras hacer un segmento del film colectivo Las perlas del fondo del agua (1966), su siguiente film, La fiesta y los invitados (1966), aún sorprendió más. Las andanzas de varios amigos de picnic en el bosque, que se topan con un extraño grupo de matones, se interpretó como una surrealista crítica al régimen comunista que imperaba en Checoslovaquia. Incluso la traducción al inglés con “party” para referirse a “fiesta” se pensó que también aludía al “partido” que imponía en el país las reglas del juego. La invasión soviética supuso un jarro de agua fría para las ansias de libertad y la creatividad artística de Nemec. Su film quedaría enterrado, y tras Los mártires del amor, de 1967, su carrera quedó frustrada.
A diferencia de Milos Forman, que se fue del país, él se quedó hasta 1974 y se plegó a lo que le encargaban, trabajos para televisión para su segunda esposa, la cantante Marta Kubisova. Esfuerzos como El oratorio de Praga (1968), sobre los tanques soviéticos, no podrían conocer la deseada difusión. El deseo de adaptar “Metamorfosis” de Franz Kafka no llegó a ninguna parte; una colaboración de guión con su primo lejano Vaclav Havel, Latido, sólo en 2004 y parcialmente lo usaría en un vídeo autobiográfico titulado Paisaje de mi corazón. En Reino Unido llegaría a hacer un curioso documental, Peace in Our Time? (1988), donde era muy crítico con la posición inglesa de Chamberlain –caricaturizado por John Cleese– que entregó su país a los nazis antes de la guerra. Da idea del prestigio de Nemec que Philip Kaufman acudiera a él en calidad de consultar a la hora de adaptar en La insoportable levedad del ser (1988), la novela de Milan Kundera.
Tras la Revolución de Terciopelo, Nemec regresó a su país. Allí siguió haciendo filmes, pero de escasa repercusión, como Código llamado Rubí (1997) y Toyen (2005), ésta sobre la pintora surrealista Marie Cherminova. La sensación es que los acontecimientos políticos torcieron lo que prometía ser una gran carrera fílmica.