Cara de póker (Poker Face) (2023), de Rian Johnson

Charlie Cale es una mujer con un don: sabe cuándo la persona que tiene delante le está mintiendo. Lo utilizó para intentar ganar dinero en casinos discretamente, pero al fin fue descubierta por Sterling Frost padre, que sin embargo acabó dándole un empleo en el casino Frost de Las Vegas, en el que no fuera necesaria su habilidad. Ahora que Sterling Frost hijo ha sido puesto al frente del casino, pide a Charlie que use su habilidad para desplumar al cliente más importante del hotel, pues a pesar del trato de favor, utiliza la habitación del hotel para organizar timbas privadas. Esto coincide con que Cliff Legrand, siguiendo instrucciones de Sterling hijo, ha liquidado a una limpiadora del hotel, y amiga de Charlie, que vio lo que no tenía que ver. La muerte se ha camuflado como violencia doméstica perpetrada por el marido, pero Charlie anda con la mosca detrás de la oreja.

Por fin llega en 2023 una serie nueva fresca, con un poquito de originalidad, de la mano de Rian Johnson, conocido por sus películas de la saga Puñales por la espalda. Se estrena en la pequeña pantalla como creador, aunque ya había dirigido varios episodios de la quinta temporada de Breaking Bad, donde sin duda aprendió bastante. Está concebida con casos criminales concretos que se resuelven en cada episodio gracias al superpoder de Charlie, pero también a su determinación y dotes detectivescas, pero unidos dichos episodios por la persecución que lleva a cabo Cliff Legrand de la protagonista, siguiendo instrucciones de Sterling padre.

Está muy bien perfilado el personaje protagonista de Charlie, que asume Natasha Lyonne, quien ya tuvo el rol principal de otra serie, Muñeca rusa. Se trata de una mujer locuaz, de lengua afilada y determinada, que dice lo que piensa y que se rebela contra la injusticia, siendo al mismo tiempo alguien de la calle, con capacidad de empatía con los demás. Y en fin, los casos que debe afrontar son chungos, están detrás criminales con halo de perdedores, que propician el humor negro y la violencia torpe y hasta grotesca, o sea, muy en la línea de los que se ven en Fargo, película y serie, y de los que podrían haber imaginado creadores como Vince Gilligan y Quentin Tarantino. La mayoría de los personajes se renuevan en cada episodio, y dan pie a la presencia de actores invitados que lo hacen muy bien, como Adrien Brody.